Mientras el autor de este cuento siga profundizando en el mar de la creación al mismo ritmo, perseverancia y agudeza estilística, es más que probable que siempre logre encontrar más que dos manecillas en forma de V y más aún, muchos brazos de lectores que le quieran acompañar en un abrazo y recompensar un poco la soledad que implica el proceso creativo.
Graciela Morales