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¡La desorientación del gallo! Allí está el meollo del asunto. Este cuento me recuerda la frase del Cristo cuando le dijo a la multitud: "el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra". Ni un grado eclesiástico ni de cualquier otro tipo aseguran la liberación del hombre a sus esclavitudes más antiguas. Muy bueno, lo felicito. Un abrazo. Luis Natera luis_natera@cantv.net

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