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Los cuentos de diciembre

Aunque los tres cuentos de este mes de diciembre son muy diferentes entre sí por lo que respecta a su lenguaje literario, sin embargo tienen en común que utilizan una anécdota de la vida diaria como base para crear un cuento interesante.

El primer cuento, "Círculo (la maldición de Everett)" es un cuento de aparente inspiración borgeana en el que la vida de un anodino profesor de física se trastorna al encontrar a su doble, todo dentro de una temporalidad circular. La acción transcurre en las callejuelas de Toledo, España. Los editores de la revista estuvimos discutiendo si la historia era más borgeana o más kafkiana, hasta caer en la cuenta de que Borges es uno de los nombres de uno de los dobles de Kafka, ¿o es al revés?.

Si el primer cuento se adentraba en los límites de lo irreal, el segundo, "Didier", es una narración de una escena sin consecuencias de la vida diaria en las calles de París. Este trozo desgajado de la vida nos narra el encontronazo casual en la calle de una mujer que va a la compra con un desconocido que luego la invita a café. Desde el café, recurriendo a un original diálogo telepático / telefónico con su amado Didier, la protagonista nos narra ese encuentro que la saca de la cotidianeidad y la monotonía de su vida diaria por unos instantes. Los editores de Proyecto Sherezade hemos discutido acoloradamente sobre a qué exquisito plato de la rica gastronomía francesa corresponden los ingredientes de la cesta de la compra de la protagonista, sin llegar a una conclusión definitiva. ¿Alguna idea?

El tercer cuento, "Se llamará Federico", al igual que el cuento anterior, surge de una anécdota de la vida diaria de una mujer. María tiene que luchar con su marido y su familia para poder llamar a su hijo Federico, como Federico García Lorca. Las letras del nombre Federico se convierten en las iniciales de lo que la madre aspira para su hijo y que contrasta con su vida en un matrimonio en el que la insensibilidad del esposo y el ambiente familiar la alejan de la poesía. Lirismo, entusiamo, afán de resistencia, encontrará el lector aquí en cantidad suficiente como para afrontar el nuevo año con una sonrisa de esperanza; aunque al final del cuento, advertimos, se produce cierto acto de barbarie que nos ha dejado sin habla y que no nos atrevemos a explicar aquí en detalle; baste decir que nos hemos apresurado a comprobar si nuestra edición de Aguilar de las obras completas de Lorca seguía en su sitio en nuestra estantería. Afortunadamente estaba allí, con sus tapas de cuero intactas.

Enrique Fernández
enriuef@princeton.edu

José Luis Martín
joselmartin@hotmail.com

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