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Soledad bajo la lluvia

Llovía. Nunca llueve en Lima, sin embargo llovía. Gotas eventuales, pero grandes. Lágrimas de El Niño. Aparte de eso, Larco estaba igual que siempre un viernes en la noche, una mezcla de lúgubre y festivo.

- ¿Duyu spik inglich? -en plena calle, inesperadamente.
- ... - (¿quién es ésta?)
- ¿Eres extranjero?
- ¿Por qué?
- No, es que estaba con mi enamorado, en realidad hemos estado saliendo pero no sé si llamarlo mi enamorado, era mi enamorado, pero prefiero ya no verlo así, si salimos bien, pero si no, no me importa. Bueno, lo que pasa es que estaba con él y se fue y necesito un sol para mi pasaje para llegar a mi casa.
- Pero..., espera, toma. Pero, ¿y cuál es la diferencia si soy o no extranjero?
- Gracias... No, es que yo estoy aprendiendo inglés, y necesito practicar con alguien, hablar en inglés, ¿estás yendo para allá? Si quieres, vamos caminando, yo puedo tomar mi movilidad allá en el óvalo. Si quieres caminamos juntos, ¿de dónde eres?
- Yo soy chalaco.
- ¿Chalaco?
- Si, del Callao.
- Y, ¿qué haces por acá?
- ¿Acá en Miraflores? Vivo acá, a unas cuadras.
- Pero..., entonces, ¿por qué dices que eres chalaco?
- No, es que nací en el Callao, pero ahora vivo acá.
- Es que mi enamorado era, no sé por qué me pasan estas cosas. Me siento sonsa teniendo que pedir dinero. No entiendo por qué no se lo pedí a él. ¿Por qué soy así? ¡Por qué! Es que estas cosas siempre me pasan. Es que yo estoy yendo al neurólogo... ¿te molesta que te cuente estas cosas?
- ¿Cómo?
- ¿Te incomoda que te cuente lo que te estoy contando, que voy al neurólogo?
- La verdad es que no entiendo por qué me lo estás contando.
- Es por conversar, yo siempre necesito conversar, hablar con alguien.
- Pues, a mi no me molesta conversar, yo simplemente estoy caminando unas cuadras, y me da igual caminar sólo o conversar con alguien mientras...
- Yo me llamo Soledad.
- Yo, Guillermo.
- ¿Dónde estás yendo?
- (pausa) Acá..., a comprar... unas donas.
- ¿Qué?
- Donas. A comprar unas donas, acá nomás.
- Yo tomo mi movilidad acá enfrente, ¿me acompañas?
(pausa)
- Qué tal tráfico.
(pausa)
- Cruza.
- Ya... Mira, ése es el alcalde de Miraflores.
- ¿Dónde?
- Allí, ¿no lo ves?
- Mmmm... ah, sí, ahí está.
- Bueno, mi enamorado, que es marroquí, es que yo he tenido muchos enamorados extranjeros, o sea, también peruanos, pero más extranjeros. Uno era norteamericano, y era muy bueno, pero ahora está en los Estados Unidos y me dice para ir, que vaya, que nos casaríamos...
- Y, ¿por qué no vas?
- Es que, igualito que mi último enamorado, este marroquí, siempre me andan dejando. Como uno que yo tenía, uno peruano, me dejó diciéndome que me tenía que dejar porque si no iba a terminar siendo como yo, entonces, yo quiero casarme algún día, y salgo con enamorados, y después me dejan, y después mis sobrinos me andan diciendo "otra vez estás sola tía", y es que me pasa cada cosa. Por ejemplo hoy día, tenía que comprar un libro de inglés. Yo estudio inglés, entonces mi mamá me dio dinero para comprarme un libro de inglés que necesito para mi curso. Entonces me fui a la librería acá no más a esta Guinaldi, ¿conoces?
- No. ¿Cuál?
- Guinaldi, acá no más por Pardo. Acompáñame un ratito, sentémonos acá en estas bancas.
- Está garuando.
- Un ratito no más, aunque nos mojemos un poquito.
- Además, parece que ya está parando.
- Fui primero al Guinaldi, y después a Tassorelo que queda cerca también, y también a Tradiciones Peruanas, y en ningún sitio me lo quisieron vender. Estas cosas siempre me pasan, por eso estoy yendo al neurólogo. El libro estaba en el estante, incluso estaba en la vitrina de Tassorelo, por ejemplo, y entré a la tienda, y me sacaron el libro, y hasta me estaban haciendo la factura ya, me habían sacado el libro y de repente me dijeron que no tenían el libro, y yo les dije que sí, que allí tenían el libro, porque yo estaba viendo el libro allí que hasta habían sacado para mí, y todo esto es lo que le tengo que contar al neurólogo, pero es que no sé contárselo, no sé si me entenderá, y es lo que siempre le digo a mi mamá, porque yo le cuento a mi mamá, pero ella no es como tú, ella me interrumpe y me hace preguntas, me pregunta, por ejemplo, pero ¿viste el libro?, ¿te dio la factura?, entonces yo le diría, sí mamá, vi el libro allí, tenían el libro, pero no me dieron factura, estaban llenando la factura, pero de repente me dijeron que no tenían el libro, ¿ves? estas cosas siempre me pasan, entonces yo les dije que allí tenían el libro, lo estaba viendo, entonces me dicen que sí, pero era sólo para profesores, que no me lo podían vender. Y no es que no tuviera el dinero. Yo tenía el dinero que me dio mi mamá y que todavía tengo acá conmigo...
- Pero...
- ...y se los mostré el dinero...
- Pero...
-... pero igual no me hicieron caso, y uno de ellos empezó como a golpear la mesa con su puño...
- Pero, si tienes dinero, ¿por qué...?
- ...porque esa es otra cosa que siempre me pasa, la gente, pueden pasar minutos conmigo, y la gente empieza a como golpear la mesa, o algo, con su puño, así, mira, así con su puño, puede ser gente que recién me conoce, pero incluso mis enamorados, no el gringo, pero, por ejemplo, mi enamorado de ahora, o el peruano último que tuve, estaba, por ejemplo, en un taxi, y de repente empieza a golpear así con su puño, entonces eso pasó también en la librería y...
- ¡Soledad!
- y..., ¿qué? ¿qué pasa?
- Te das cuenta que has estado quince minutos hablándome de comprar un libro en una librería.
(Mira su reloj). - Sí, yo hablo y hablo. Por eso tengo que ir al neurólogo. El dice que se me va a pasar...
- ¿Qué va a pasar?
- Ya no voy a tener esto de hablar tanto.
- Pero, ¿qué es lo que tie... hmmm... qué es lo que se te va a pasar?
- Eso. El neurólogo dice que me va quitar esto de hablar tanto, que eso se me va pasar, que eso es lo único que puede hacer, después, no sabe si un sicólogo, pero yo no sé cómo decirle todas estas cosas que me pasan, no sé contarle...
- ¿Cómo se llama tu neurólogo?
- No sé, Alfredo algo, creo.
- ¿Desde cuándo estás yendo al neurólogo?
- Recién estoy yendo, he ido alguna vez, y me da pastillas, pero no sé si contarle todo lo que me está pasando, como lo del libro, o cómo me tratan mis enamorados, ¿de repente tú le puedes contar? Debería ir mi mamá, o sea, él dice que debería ir mi mamá, pero es que cuesta, y entonces va a cobrar también cuando vaya mi mamá...
- Pero, Sole, sácame de una curiosidad. ¿Por qué me hablaste en inglés? Te lo pregunto...
- Es que, como estoy estudiando inglés, quiero practicar...
- Te lo pregunto porque hace unas semanas estaba caminando por Larco también y alguien se me acercó igualito, y me preguntó igualito si ...
- ¿Era una mujer?
- Si, era como...
- De repente era yo... Debe de haber sido yo, es que me gusta conversar con la gente, y practicar mi inglés, y así conocí al marroquí, y al otro gringo que está en los Estados Unidos y que se quiere casar conmigo, y además porque un peruano te ignora, ni te mira, tú no, tú eres una excepción, pero la mayoría, y además si necesito una ayudita, como ahora que me dejó mi enamorado, un peruano no te da, pero un extranjero te da más fácil, y a veces te invita, no sé, un café o incluso a salir, ¿no ves que están solos acá?, entonces te invitan a salir, pero después de un rato también siempre me dejan, y eso también quiero decirle al neurólogo, conversan un rato conmigo, y después me dejan o hay problemas, como cuando uno me quiso llevar a una discoteca y no nos quisieron dejar entrar, entonces me dejó también, como también mis enamorados, y yo me quiero casar, pero ellos me terminan dejando, y después los veo con otras y a ellas sí las tratan bien, cuando a mi siempre me trataban mal, y no es que sean bonitas tampoco, ah. Porque yo no seré una belleza, pero éstas son realmente unas cholazas. Y hasta mis hermanas me tratan mal, no me dejan sentarme en el sofá cuando voy a sus casas, me botan. Pero, los gringos no me tratan tan mal, por eso también los busco, y no por dinero, porque yo tengo una casa grande, y vivo en Vista Alegre con mi mamá ah, sino para conversar, yo no busco nada, como ahora que estuve con mi enamorado, que no es en realidad mi enamorado, me dijo incluso que mañana iba a salir con una chica. Mmm. A mí no me importa, si lo veo otra vez bien, si no también, y, por ejemplo, ahora que estuve con él y nos fuimos acá no más a la calle de las pizzas y no me tomé un jugo de papaya que me pedí. El no se pidió nada, entonces yo tampoco tomé mi jugo. Porque a mí me gusta conversar con la gente, no es por dinero o porque me compren cosas. ¿Tú no has vivido antes por Vista Alegre?
- Bueno, en realidad hace mucho tiempo, cuando tenía como catorce años.
- Es que, creo que te he visto...
- No creo. Fue hace muchos años, yo tenía entre doce y catorce años.
- ...
- ...
- Bueno, la cosa es que yo tengo una casa grande en Vista Alegre, me gustaría que fueras... que vieras que tengo una casa grande. Claro, yo no tengo mucha plata, yo, sólo lo que mi mamá me da. Por eso estoy estudiando inglés, para no estar sin hacer nada, porque también cuando voy a buscar trabajo me pasa, me presento y a veces ni me dejan pasar, los mismos guachimanes allí me dicen "¿Así que, tú vienes a buscar trabajo?" Y me fastidian, me dicen cosas feas, se ríen. Pero yo quiero trabajar, y casarme, yo quiero casarme algún día, y todo esto se lo quiero decir al neurólogo, cómo me fastidian, y no me venden cosas, como lo del libro, pero no sé cómo decirle...
- Sole...
- ... de repente tu le puedes decir. El consultorio es...
- Soledad...
- ... en San Borja, es un consultorio nuevo, ¿conoces el consultorio San Judas Tadeo?
- No, Sole. Mira, Soledad, me tengo que ir, déjame acompañarte al paradero. Y, no te preocupes, que todo va a salir bien. Mira, por qué no me das tu teléfono, y...
- Es el 838-3859. Pero, ¿me vas a llamar?
- Si, yo te voy a llamar, de todas maneras te llamo. Sólo que no te voy a poder llamar hasta dentro de diez días, por que me voy de viaje.
- ¿Te vas de viaje? ¿A dónde te vas?
- Me voy a Venezula. Por trabajo.
- ¡Llámame de Venezuela!
- No te puedo llamar de Venezuela, es larga distancia y caro, y yo voy a estar en una oficina prestada. No te preocupes, te voy a llamar cuando vuelva.
- A mi me gusta venir acá a Miraflores. Hay mucho movimiento, mucha gente.
- Soledad, si yo te llamo, digamos dentro de diez días, ¿te vas a acordar de mí? Acuérdate, Guillermo.
- Sí. Guillermo.
- Mmm, no estoy muy convencido.
-Sí, sí. Allí viene mi carro... oye, se está pasando...
- Lo que pasa es que quiso ganar la luz. Mira, allí viene otro.
- Chau.
- Chau.
- ¡Me llamas, ah!

Guillermo Arbe, Perú © 1999

garbe@blockbuster.com.pe

Comentarios del autor sobre "Soledad bajo la lluvia":
"Llamé a Soledad dos semanas después. La llamé porque se lo había prometido, y porque me la imaginaba esperando ansiosa mi llamada, y entre la disyuntiva de su angustia mientras no la llamara, y la alegría que pensaba tendría si lo hacía, preferí lo último. Después de todo ¿qué me costaba? Así que la llamé. No se acordaba de mí (no había estado esperando ansiosa mi llamada, después de todo). En el fondo no me sorprende."

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