Regresar a la portada

Lluvia

Rojo. Roja sangre y rojo llanto. Frío, también.
Eso es lo primero que recuerdo de mi vida.
Después me acuerdo de mi mamá mirándome con cara de mamá, diciéndome que "a vos nena, esto no te va a pasar. Vos vas a ser una estrella, vas a triunfar en Jolibud".
Y yo no sé.
Yo la miraba con cara de hija, pensando pensamientos de hija. Solo pensando, porque todavía no había adquirido el don del habla, (Dónde él habla) y mi principal objetivo era conseguir un cambio de pañales. Porque el rojo, arde.
¿Cómo conseguirlo? Rojo llanto. Y fuerte.
Mi mamá, que me miraba con cara de mamá, me pedía que "no llorés, aguantá, no ves que a la gente fina no le gustan los bebés que lloran. Dale…, que en el próximo colectivo seguro conseguimos algo, pero no llorés."
Y si teníamos suerte, su cara de mamá preocupada, preocupaba y nos daba el pan duro y la sopa para ella, y un pañal y su leche para mí.

Me acuerdo, también, los días de lluvia, mi mamá con su cara de mamá cansada, miraba las vías conmigo bajo el brazo y lloraba. Mucho. Todo mucho.
Mucha lluvia, mucho llanto y mucho pensaba.
Después, todavía llorando, me miraba y me pedía perdón.
Y seguía conmigo a cuestas, con su vida. Con subidas.

Tuvo oportunidades. Me acuerdo que una vez vivimos en una casa con techo de verdad y de paredes duras. Y mi mamá, que todavía no sabía que tenía cara de mamá, limpiaba. Todo limpiaba. Hasta el pito del jefe limpiaba.

Pero cuando me hice notar, a él no le gustó que mi mamá no pudiera retener su asco y vomitara. Lo peor fue la vez de su alfombra que trajo de no sé dónde, y "que ahora por tu culpa, puta barata, le va a quedar esa mancha, la concha de la lora, fijate como la sacás y que no quede ese olor de mierda que si no mi esposa se entera."
Mi mamá limpió. Todo. Su vergüenza y la de él también. Después volvió a limpiar la alfombra, por las manchas rojas. Rojas sangre. Y nos fuimos.

Lo que extraño es el techo de verdad y las paredes duras. Y lo seco.
A veces me canso de tanto pis y tanta lluvia.
Llueve mucho al costado del riel.

Laura Fernández, Argentina © 2001

lauraafernandez@yahoo.com

Laura Fernandez, nació en noviembre de 1976 en Buenos Aires, Argentina. Es una aficionada a la literatura en general y a los cuentos en especial, siendo éste el género que más le atrae por su necesaria especificidad en cuanto al planteo, desarrollo y resolución del tema, además de permitir su lectura como parte de un todo (cuando se lo lee en el contexto de un libro) o como un todo en sí mismo. La autora nunca publicó nada ni participó en concursos literarios. Tuvo un fugaz paso por la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires, habiendo renunciado a la misma por diferencia de criterios. Lógicamente, es admiradora de Jorge Luis Borges y de Eduardo Galeano, gran escritor uruguayo, contemporáneo.

Lo que la autora nos dijo sobre el cuento:
Esta es la mezcla de dos historias, más imaginación y un milagro. Creo que me pasó algo que debe pasar sólo una vez en la vida: este cuento se escribió solo, en diez minutos y no tuvo correcciones. Fue mágico.
Las historias detrás del cuento se refieren a dos madres, una con hijos ya adolescentes, con un buen pasar económico, en un medio familiar, y otra con dos bebés, sin trabajo y recién llegada a la ciudad. Ambas quedan viudas, y si bien ninguna pasó por una situación de abuso como la que describo en el cuento, sí pasaron por la decisión de continuar con sus vidas o ponerle fin.
Está enteramente dedicado a Gafo, mi amigo.

Para enviar un comentario sobre este cuento pulsar [AQUI]

Para ver lo que los lectores han dicho sobre este cuento pulsar [AQUI]

Regresar a la portada