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¿El amarillo o el blanco?

“¡Eres tan indecisa!” solía decir Miguel, y ella podía ver en sus ojos un destello de irritación y una chispa de lástima. Pero no era culpa suya; al menos eso era lo que le había dicho la consejera. Ella había crecido con padres abrumadores, la menor de cuatro hermanos, nunca tuvo la oportunidad de tomar decisiones por su cuenta; ¡todo estaba decidido por ella! Incluso casarse con Miguel ni siquiera fue su decisión, ¡Miguel la había elegido a ella!

¿Cuál elegir? ¿El amarillo o el blanco? ¡Estaba tan cansada de usar colores oscuros! Miró los dos suéteres durante mucho tiempo; sabía que a Miguel le gustaría el amarillo, pero Miguel no estaba allí y ella estaba angustiada sobre esa simple elección. La tienda estaba a punto de cerrar, tenía que irse a casa, volvió a poner los suéteres en el estante y salió de la tienda pensando “mañana volveré con Miguel y él elegirá por mí”. Estaba a punto de cruzar la calle cuando la realidad la golpeó: “¡No hay mañana para Miguel y para mí, no hay Miguel!”

Esto había sucedido antes; esto de olvidar que Miguel se había ido, que ella estaba sola y que definitivamente el vivir sin Miguel no había sido su elección.

Era casi de noche, se abrochó el chubasquero gris, lloviznaba, tenía frío, el semáforo se puso verde, le tocaba a ella cruzar la calle, vaciló un segundo, un coche dobló a la izquierda justo enfrente de ella, “¡Malos conductores!” pensó, luego dio un paso, dos, y vio por el rabillo del ojo, el camión rojo casi encima de ella. Escuchó el ruido sordo antes de sentir el dolor y luego nada... Abrió los ojos; abajo veía su cuerpo sobre una camilla, los paramédicos la rodeaban, intentaban reanimarla, arriba estaba ella, mirándolo todo sin dolor ni miedo; se sentía extrañamente tranquila, apartada de la vida y de la muerte. Escuchó una voz. ¿Era esa la voz de Miguel? Ella lo oye decir “Tienes que decidir, Sandra, ¿vas a vivir o vas a morir? ¡Decide Sandra! ¡Decide!”. Pero ella nunca había sido buena para tomar decisiones y justo antes de sentir que sus ojos se cerraban, vio que, abajo, los paramédicos habían cubierto su cuerpo por completo. “Hicimos todo lo que pudimos”, dijo un paramédico con tristeza, “pero supongo que su muerte no fue nuestra decisión”.

Alicia De León Epp, Uruguay, Canadá © 2023

m.alicia.epp@gmail.com

Ilustración realizada por Enrique Fernández © 2023

Alicia De León Epp es una poeta y educadora uruguaya que reside en Surrey, British Columbia, Canadá. En el año 2001 publicó el poemario Jornada Azul , primer premio 2006 en el certamen internacional de poesía “Don Antonio M. Hernández” (Uruguay). En 2009 recibió también la Mención de Honor en el certamen internacional de poesía “Don Antonio M. Hernández” (Uruguay). En 2014 obtuvo el Premio Lira de Oro otorgado por “Tu Voz Lirica” (México). Ha sido incluida en las antologías anuales de “Tu Voz Lirica” desde el año 2014 al presente. Sus poemas y microcuentos aparecen en cuatro antologías de la Esquina Cultural La Paz (Versos Compartidos Editorial, Uruguay).
Es miembro de la asociación Actuales voces de la Poesía Latinoamericana (AVPL). Trabaja en fotografía y arte digital. En las redes sociales administra los grupos “Entre Palabras” (Poesía) “Mundo Imagen/World Image” (Arte digital y fotografía) y “Cántico Nuevo/A new Song” (Reflexiones espirituales).
Su blog en ingles y español es: https://wingsonline.ca

Lo que la autora nos dijo sobre su cuento:
En el cuento “El amarillo o el blanco” he tratado de tocar muy levemente un tema muy serio como lo es la enfermedad mental. Usando un lenguaje simple y una situación común, este relato arroja luz sobre unos de los muchos síntomas de esta enfermedad; la indecisión. Reconozco que hay varios grados de indecisión, que van desde un breve momento de vacilación hasta ser una fuerza paralizadora que potencialmente podría alterar la vida cotidiana. También este relato alude a la incomprensión que a veces encuentra una persona que está luchando con una enfermedad mental, aun entre familiares, amigos, aula, o lugar de trabajo. Aunque sabemos muy poco de esta enfermedad, todos tenemos capacidad de empatía, todos podemos tratar de entender.

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