Hace poco leí quiero escribir, pero me sale espuma de Shimoshe y lo que escribe Espinal me es como un
puente entre dos realidades de un continente y en especial un país que voy descubriendo paulatinamente(Bolivia).
El cuento me encantó por la voz tan simple del protagonista comparada con el tremendo peso de las muertes que lo rodean.
Hay cierta facilidad en identificarse con el dolor, casi locura que vive, a lo que parece, cada día. Leí el cuento sin respirar hasta
el punto final. Me hubiera gustado que no terminase tan rápido. Felicidades, pocos escritores me procuran este efecto.
Céline Braakhuis, globepitufina@yahoo.fr, Francia