Este relato parece oscuro. La primera lectura revela que se trata de una
metáfora en torno a la pasión y muerte de la creatividad. Pero esta me
parece una respuesta demasiado simplista.
La acción empieza a media noche con la irrupción de un viento fuerte y
helado y los gritos de miedo de la madre y la hija. No hay diálogo que
arroje información sobre lo que está ocurriendo y la atmósfera es la propia
de los sueños. El narrador en primera persona sale al pasillo y mira por
las ventanas. Curiosamente: la noche sólo está dentro de la casa porque
él puede distinguir el color blanco de las flores y las alas amarillas con
círculos negros y blancos de una mariposa revoloteando, al parecer, por el
campo. Siendo un narrador en primera persona tiene capacidad omnisciente
puesto que conoce las intenciones tanto de la mariposa como del hijo ("El
viento no cesaba. La mariposa lo sabía./ [el hijo]... quiso conservarla=
estudiarla y exhibirla..."). El narrador sale en busca de ayuda pensando
que un ejército de mujeres y niñas pasarán una mañana entretenida
recogiendo flores, pero sigue siendo de noche y la recolección termina a la
medianoche del día siguiente. Nada significativo entre los personajes
ocurre durante el día. El personaje del hijo es interesante puesto que
revela no sólo una naturaleza inquisitiva sino que su intención para con la
mariposa es la del coleccionista desalmado: posesión y estética es su
cometido como compensación por la falta de grandezas espirituales quizás,
pero reveladoras de un profundo sentido de soledad. Lo que no está muy
claro es la intención del hijo de casarse con la mariposa, que es contraria
a la intención primera: estudiarla y matarla clavándole un alfiler.
Hay un paralelismo entre la mariposa y el hijo joven (no parece tratarse de
un niño). Una vez dejado el campo sin flores, la mariposa surge entre los
tallos y huye; el hijo también aparece entre los tallos pero está inerte.
Este paralelismo y la abundancia de símbolos me llevó a procurar buscarle
otro sentido.
A excepción del viento, los símbolos más abundantes son femeninos. La
mariposa es símbolo de la mujer en Japón. En la mitología europea la
mariposa simbolizaba el alma inmortal (psyche); una pintura griega muestra
al dios Eros arando un campo con dos mariposas tirando del arado. La pareja
de mariposas simbolizaba la felicidad conyugal. Para el cristianismo la
mariposa representaba la resurrección y la inmortalidad por su
transformación en el capullo; posteriormente y debido a su belleza y la
brevedad de su existencia, perdió este simbolismo, para ser asociada con lo
transitorio, la futilidad y la nada. El campo de flores blancas (inocencia,
fertilidad, exhuberancia, impulso) va a ser "desflorado" (pérdida de la
virginidad, la madre tierra violada) por un ejército de "doncellas"
(mujeres vírgenes), que lleva a cabo su labor con gran alegría lo cual es
muy positivo. El viento en el relato es fuerte y helado, siembra el miedo.
En la mitología clásica, es uno de los mensajeros de los dioses. Y en el
relato el mensaje es terrible: el paraíso se ha perdido, la noche ahora es
interior. La destrucción del campo revela un fuerte sentido de alienacion:
como si la creatividad misma estuviese en peligro de perderse, de ahí que
pienso que el relato encierra la metáfora de la pasion y muerte de la
creatividad o una creatividad en riesgo de perderse. Pero no quiero seguir
en este rumbo porque creo que es especulativo y no tengo nada en que
afirmar mi opinion.
María Oujo, M.Oujo@unsw.EDU.AU
Es intrincante e inquietante, la simbología que utiliza puede ser utilizada y maniobrada en la mente del lector de manera fácil, es refrescante el uso de detalles (aunque algunos contradictorios). Me pareció muy buena, aunque incompleta por algun lado.
Bernardo Mesa-Colombia, tl007000@inter.net.co
Estimado Ernesto: alguna vez lamenté con un poco de pena no poder escribir como algunos que, como Usted, tan bien pueden hacerlo, pero ahora comprendo que me ha tocado el otro papel, el del otro lado, el de leer... y en mi caso de disfrutar muchísimo haciéndolo. Gracias por sus cuentos.
Nora P.H, Suiza thelittlefrog@altavista.de