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Trastabillé. Lo leí otra vez. Me hizo trastabillar de nuevo.
Es una historia bella y triste. Muy bien contada. Como para el alma.

Luis F. Ulloa, Colombiano en Nicaragua, fulloa@sdnnic.org.ni

Triste historia de desventura. Me gustó el manejo de la dualidad entre suerte y muerte (se muere, por suerte?)

José Antonio Fernandez N. (México), fafernar@infoabc.com

No hay duda que entre todas las cosas que pasan en esta vida uno desea dos cosas con gran ahinco: El tener "suerte" y que no nos llegue "la muerte". Así es Suerte-Muerte-Suerte-Muerte. Buen Cuento.

Demian Gutiérrez, Tijuana, México, enco@hotmail.com

¡Qué barbaro! con esa plasticidad narrativa, siento que acabo de disfrutar una película de la muestra en una de las pantallas grandes de la cineteca. Esta dualidad entre dos palabras casi homógrafas (suerte-muerte) que se balancean rítmicamente en el péndulo del destino, me ha contagiado de ese insondable misterio de la vida que nos exprime a todos sin que nos demos cuenta. Esa palpitante imagen climática de las gotas gruesas de lluvia mojando la flor de papel en el panteón, en el momento en que penetraba el dolor de la muerte y la glotonería irónica de Ramsés, me parece particularmente magistral, ¡felicidades!

Karla Cobb, México, kcobb.@supernet.com.mx

Es un cuento que se tiene que leer más de una vez; muy creativo, conjuga muy bien las dos palabras más temidas y más deseadas.(muerte-suerte). Nunca hay que sentirse perdido, ¿ no?

Montserrat Cota Meneses, mcota@infosel.com.mx

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