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Me parece que la autora logra exelentemente retratar el añoro y recuerdo nostálgico que se tiene en el exilio voluntario u obligatorio en cualquier pais del mundo, en verdad felicidades.
Mauricio Delgado,videlzav@mail.internet.com.mx

Leo con atencion e interes el brillante relato de Iris, creo reconocer en el relato las mismas experiencias vividas por muchos en tierras tan desoladas y frías como Canadá. Me toca tan de cerca que me impide tener una impresión objetiva, pero me deja amplio lugar para lo emocional. Juraría haber sido parte de aquel cola de mono.
Ramón Sepulveda, Ramonsep@magi.com

Me impactó, porque ciertamente todos los dias hago tortas de piedra y mi esposito aun no es capaz de hacerlas. Que maravilloso es disolverla entre las manos y hacerlas un polvillo agradable, oloroso, místico... Y DIOS nos hizo mujeres virtuosas para ello.
lurimaped@intercable.net.ve

Iris Padilla, fue mi gran amiga chilena me dio tantísimo gusto leer este cuento tan lleno de verdades y emociones que compartimos muchos de nosotros, gracias por la publicación de esta gran autora.
Anónimo, Canadá

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