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En cuatro palabras: ES UN GRAN CUENTO.
Una idea original sobre los recovecos del deseo. Lo que mas me ha gustado es el estilo, frase corta, muchas de ellas sin verbo principal. En ese aspecto me recuerda a Onetti pegando brochazos sobre el papel a golpe de oracion hasta completar el cuadro.
También es interesante la ausencia de referencias a épocas o lugares, llegandose incluso a una casi inexistencia de nombres propios. Quitando el "Cascanueces", los personajes son "ella" o "él". Y si el autor no quisiera ligar, como confiesa, su narracion con el cuento CASCANUECES O EL REY DE LOS RATONES, tampoco habría sido preciso bautizar al fotografo de sueños.
Y sobre el estilo, aparte de reseñar la audacia de las metáforas, sólo me ha sonado algo rara la frase "se dejó caer sobre la cama y dejó la mente en blanco". Tal vez hubiese sido mejor algo así como "dejó la mente en blanco y su cuerpo caer sobre la cama" o tal vez "la caída sobre la cama dejo su mente en blanco"..., no sé. No me atrevo a rectificar al escritor con una alternativa definitiva.
A. Castellon (España), root@apncs.cie.uma.es

Deliciosa pieza. Después de leer el perfil del autor, claramente "escorado" hacia el teatro y el cine, más agradablemenente sorprende aún el dominio de la metáfora, una figura que no es antiescénica, pero sí menos útil (y, en consecuencia, cultivada) por los dramaturgos.
Donde sí creo ver (leer) al autor de escenas es las interesantes proposiciones que nos hace en lo que se refiere al ritmo del relato. Yo, cuando menos, no sentí esa tensión argumental que es habitualmente necesaria en la lectura electrónica. Es tan sólo la cadencia lógica de lo que se narra. Conforme llegamos al final frases y párrafos se acortan, los conceptos se atropellan. Tensión dramática muy bien administrada.
Todo esto me sirve para entender un poco mejor el voyeurismo, o eso creo. Una suerte de cobardía que nace del miedo a otro, aunque ese otro sea uno mismo. El mero observador lleva en sus actos esenciales la contradicción de sí mismo, y acaba pagándolo.
Sólo echo en falta algún desarrollo más sobre la relación del personaje con su propio material, con el resultado de sus obsesiones. Así pues, pienso que este relato merece ser ligeramente ampliado; el resultado sería, creo yo, un muy digno relato largo, una interesante novela corta.
Miguel Ángel Vázquez. Madrid, España, mangel.vazquez@unespa.es

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