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El drama del poder

Los de la periferia no hacen el amor por lo menos tienen sexo siquiera se masturban es posible que ni pensamientos los mojen muchos tienen lluvias de hijos y esos muchos de la periferia deben tener otra manera de procrear los de la periferia somos también los otros los que no estamos en el centro de un flash o que no nos parecemos en lo más mínimo a los que pretenden parecerse a los que están en ese centro un centro es el lugar iluminado repetidamente por cualquier tipo de sistema luminiscente y nosotros los de la periferia no alcanzamos a ser pringados por la mínima escarcha de fotolitos los de la periferia sólo tenemos las imágenes reproducidas debemos contentarnos con eso y fantasear con algún día poder ubicarnos en el centro de la mitad del medio pero el centro es vanguardia forzada y algunos de la periferia solo alcanzan a parecerse a los del centro de hace unos días los del centro de hoy o de mañana son ligeramente diferentes se turnan la luz y desubican al periférico consumidor.

Yo soy de los que están en la periferia de la periferia o dicho de otra forma en la marginalidad claro que hoy mientras usted me escucha soy del selecto grupo del centro ya ni siquiera sé como llegué aquí una cosa trajo la otra y la otra me trajo a la mierda !Sí! Porque la mierda siempre está en la periferia vea usted que los iluminados no cagan si entiendo me estoy dispersando yo antes no cagaba sólo lo hacía en periféricas horas del día creo que era un hombre respetable con comillas ponga respetable con comillas porque no se engañe usted me ve así porque aquí adentro sigo siendo otro.

Los del centro siempre caemos por los mismos escándalos familiares la pérdida de nuestra imagen ebullición del dinero o escándalo sexual el escándalo sexual no falta la sexualidad es un factor periférico que cuando es puesto al centro todo se jodió no se si ha entendido o tengo que repetirle continúo entonces ella empezó insinuando las sutilezas llegué aquí por un escándalo no no le puedo decir cuál porque la última vez que lo hice me llevó a la línea límite del abismo fue cinco o diez años atrás se lo confié a un compañero entonces era el profesor de Literatura Medieval Italiana él sí yo tenía la cátedra de literatura del Siglo de Oro debí suponer que antes de unirnos la cercanía de nuestros pensums yo terminaría en el extrarradio del campus era la mejor de mi clase muy enérgica y contundente se las arreglaba para darme mi poción personal de fantasía en la clase delante de todos y sin que todos la vieran siempre fantaseé con ser expulsado del cagadero de las vacas sagradas que me sacaran de allí a la fuerza y que me hicieran un gran favor porque no ser del eje centro núcleo foco vértice porque no ser de ese reducido ombligo duele y duele más haber pertenecido y luego retirado pero duele más ser del centro y sentir no merecerlo y siempre fantaseé con ser expulsado del cagadero de las vacas sagradas y mi fantasía paso al plano de la realidad se lo conté todo al Doctor en Literatura Medieval Italiana mi periférico oponente que pretendiente era hasta entonces profesor adjunto a la cátedra de literatura del Siglo de Oro y entonces dígame dónde se ubican los sentimientos en la periferia o en el centro porque donde quiera que sea yo fui expulsado ipso facto per secula seculorum del campus y de todos los campus sabrá usted porque esto de ser catedrático en literatura y etc. es como tener una de esas enfermedades anómalas que reúnen a cuarenta padres del hemisferio y que sólo unos pocos en el planeta ostentamos y además que entre todos se conocen o se tienen noticias entre ellos y ya murió Fredrich en Europa y Juan está grave en Buenos aires y en Atlanta Arnold entró en coma y al profesor lo echaron por pendejo de Charlote y todo el planeta académico se enteró y por primera vez fui del centro de la periferia el ombligo infestado de carroña que fue preciso extirparlo y mandarlo a los pies y empecé a caminar con los pies pensando sólo en alejarme del establecimiento y llegué lejos no he vuelto a ver a todos algún estudiante que ya hoy debe ser doctor y lo he reconocido a usted consumidor periférico de sexo no no puedo confiarle el motivo de mi salida ninguno de los que se rumoraron fue el real sí sí tiene que ver con sexo todo tiene que ver con sexo si no mire los comerciales de antitranspirantes claro por supuesto una tercera persona intervino mi ángel salvador en realidad toda una diabla creo que hubiera terminado loco de no haber salido del centro que no tiene sentido garabatear sonidos y no decir la verdad que a esta altura ya nada importa y me atreví a hablarle y a invitarla a mi estudio y aunque los engominados profesores hubiésemos dejado la halitosis y la pretensión de periferiquear el sexo él seguía ahí en el mismísimo centro y cómo pensar que el Ingenioso Hidalgo personaje periférico por excelencia se lanzó al centro no por su hidalguía ni por los libros sino por la libido ensanchada que le contenía pensando en su amada Dulcinea del Toboso y no fue acaso que se tranzó contra los más despiadados monstruos sólo para tener que personalmente atravesar con su lanza su propio sueño y empecé a mostrarle los molinos de viento pero a mostrarle en realidad los dragones sobre mi escritorio y el hueso notorio de las patas de un Rocinante evolucionado como en la teoría de la periferia lo escondido y minúsculo se convierte en centro y los apéndices vilipendiados ya no lo son y ahora se encargan de vilipendiar y exaltar el centro como quiera que se antoje aquí afuera sólo me toca lidiar con el clima allá adentro me tocaba lidiar con todo mi infierno personal pero a la mano mi placebo tan dañino como hermoso apenas si pasaba los veintiún años ya toda una mujer que solo le queda enseñar y yo a aprender y me dediqué a ser estudiante y ya todos parecían saber y nadie lo comentaba el placebo empezaba a ser un veneno sutil y contundente yo el futuro contuso me pegué a ella como a una droga sabía de la virtualidad riesgosa de un profesor y sus consecuencias por las relaciones con una estudiante en una de estas universidades del sur donde la razón siempre avanza más lenta que los plácemes conciencia de todo sí la tuve a escasos instantes de que se desanidaran los entuertos fue en una reunión en casa de la decana la doctora etcétera y etcétera léase los títulos y todos sorbiendo vino y engullendo quesos y uvas y recreando las comilonas romanas sin jóvenes desnudos ni senos al aire todos comprimidos dentro de la etiqueta y hablando del coma del niño argentino y de la nueva edición del Quijote y del último fiasco de Chomsky y escuchando a la decana sobre todas las trivialidades literarias que tomaban peso con nuestra atenta orgullosa y trascendente escucha ninguno deseaba quedarse en la periferia y nos metíamos al centro de los diálogos ignoro si otros vivenciaron impulsos parecidos a los míos pero quise como se lo he dicho enrostrar tanta hipocresía y vomitar en las copas y lanzar a las espaldas los cubitos de queso ya lo ha demostrado la historia el centro es quietud de largo plazo acción momentánea intrascendente la periferia es cambio y construcción algo de dolor cierto pero vida pura y pensando en mis travesuras entró desde una de las puertas la criatura de mis tardes y nos saludó a todos a nadie con especial interés y se paró al lado de la decana y le dio un beso en la mejilla y sólo hasta entonces reparé en el parecido ya no cabía duda de la consanguinidad y se me empezaron a quemar los libros y a trastabillar sobre mi copa y varios la mayoría se sonreían solidarios cuando la decana de todas las turbiedades las más mujer y más joven amante decana la más inocente y encendida la más niña y víctima perversa se acercó a mí a preguntarme sobre la fecha límite del trabajo sobre "Sancho Panza y las Periferias del Centro" y me atolondré agüevé atonté aturdí alelé apendejé embobé idioticé y no pude contestarle le devolví la pregunta y me devolvió la pregunta y le dije que no sabía que no tenía la libreta a la mano y fue perversa imagínesela perversa lo más que pueda no yo creo que por más perversa que se la pueda imaginar no es suficiente con una sonrisa periférica de esas que uno no sabe si ríe o no pero que sabe que sí pero no la ve de centro la intuye y de momento todos se convirtieron a la periferia y ambos ella y yo en centro y no pude menos que pensar que me estaba cogiendo a la hija de la Doctora etcétera de etcétera y de paso a ella misma y a su marido y a toda la excelentísima casta de prominentes académicos que les precedieron y allí empecé a ser feliz. Eso es todo si quiere se la repito es lo único que tiene sentido: contemplar desde la periferia los días que pasaron. Fin. ¿Usted cree que no he terminado? Claro que sí, el resto sólo le toca imaginárselo. Le he dado un escenario. Una madre poderosa feminista. Sí, ya veo que la anterior trilogía es un pleonasmo "redundante" (sólo empeora el panorama para mí). Una jauría de fieras de antesala, escalones humanos que aspiran a la mínima oportunidad ser caminantes del éxito. Parecieran no hacer el amor, ni tener sexo, ni siquiera el más mínimo indicio de que se masturbaran tampoco. La dulcinea mefistofélica y yo; Quijote muerto con los libros rotos. Por último, un respetable y periférico colega listo a jalar de la cuerda. Este es el centro, el centro eterno de nuestras periféricas constantes; el drama del poder.

St. Catharines, ON Canadá 2003-01-30

Luis Eduardo Molina Lora, Colombia, Canadá, © 2003

molinalora@hotmail.com

Luis Eduardo Molina es un artista visual, licenciado en letras, que desarrolla su trabajo conceptual sobre dos soportes: la hoja de papel con sus palabras y su infinita posibilidad de combinaciones, produciendo un trabajo serio, consistente y constante en varias colecciones de cuentos y dos novelas; el otro, la tela con las pinturas acrílicas tanteando idénticos temas desde lo bidimensional y la mancha del color. Los tres son la unidad perfecta. Lo que no le permite un soporte lo logra con el otro.

Lo que el autor nos dijo sobre el cuento:
"El drama del poder" es un homenaje, minúsculo y agudo, al hambre exacerbado del animal humano por el éxito. Hace parte de una serie completa de textos cuyo nombre es Pubis Urbano y que pretenden explorar la urbanía y lo sexuado. Las prácticas y actitudes del habitante inmerso en la ciudad y lo actual, que sin tiempo para meditar no logra ubicar las motivaciones de su propia persecución. "El drama del poder" fue un el fantástico divertimento al ser escrito, reescrito, corregido y sobrescrito. Y lo sigue siendo, para el autor, cuando vuelve a leerlo.

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