¿Hubo un suceso en su vida que le influyó al escribir este cuento?
En realidad, uno no escribe motivado por un "suceso" especial, sino por una serie de momentos de vida que se van acumulando hasta que no queda más remedio que sacarlos a luz. Digamos que es como una saturación de instantes que se van sumando sin restar. A esto se cuelgan los sueños, de los que también echo mano a la hora de escribir. Este cuento fue algo muy curioso porque el comienzo lo escribí durante una de esas interminables reuniones de profesores de español y lo hice más que nada para aplicar mi mente en algo creativo. Cuando lo volví a leer, me di cuenta de que allí había el germen de un relato. El resto surgió de mi propia experiencia de viajar en tren todas las mañanas cuando daba clases en la universidad de Adelaide, en el centro de la ciudad del mismo nombre. Tomaba el tren bastante temprano, por lo que me daba la oportunidad de observar una geografía humana que desconocía cuando viajaba en otros horarios. Lo del hombre que lee el periódico es una experiencia personal y siempre con la misma persona que por poco no me ponía el periódico en la cara. El hombre de las ojotas, también, es fruto de estas experiencias matutinas. Luego lo cambié un poco, tal vez influida por mis propias pesadillas a las que se sumaron mis lecturas y vivencias sobre el clima de terror que reinó en mi país durante la dictadura militar. De alguna forma, creo, esa mujer tiene que haber pasado por alguna experiencia de tortura, de ahí sus temores cuando entra el hombre de las ojotas. Aunque no es para nada un cuento autobiográfico, pienso que sin quererlo conscientemente, a menudo nos delatamos mediante la escritura y es posible que allí estén en germen otros cuentos, fruto de roces similares con la realidad.
¿Cómo quiere que la gente lea su cuento? ¿Literalmente? ¿Con interpretaciones distintas?
Personalmente, creo que la lectura literal es una de las más pobres que se pueden hacer pero no tengo recetas para guiar al lector. Cada cual puede sacar del cuento o del relato lo que mejor se adapte a su propia circunstancia. Lo ideal sería que se pudiera descubrir más de un nivel de interpretación pero sin llegar al absurdo, como sucede a menudo con algunas tendencias de la crítica literaria actual. Lo importante es que el texto despierte en el lector un tipo de epifanía y que de alguna manera le sirva para algo. Cuando uno escribe no se es consciente de ello, creo que hay algo de magia en el acto de escribir que hace que los personajes se nos escapen y hagan cosas que nosotros no habíamos pensado.
¿Quiere que sus lectores tengan una epifanía cuando leen su cuento? ¿Tiene Ud. una epifanía cuando escribe?
Creo que la escritura misma es una epifanía, un mostrar, un ir revelándosenos de a poco en cada palabra que escribimos. Cuando escribo a menudo siento esa magia que no sé si llamarla epifanía pero es algo que esta allí y que me saca, momentaneamente, de mi soledad. Hay tantas palabras en los diccionarioes y de pronto, zas, te asalta una palabra como si viniera a imponérsete con una pistola y no tuvieras más opción que dejarla caer en tu escritura. Pero claro, hay que saber ser una terrorista de las palabras para ir eliminándolas despiadadamente cuando no nos convienen. Volviendo a la pregunta, sí, creo que de alguna manera tengo o experiemento una epifanía al escribir, es decir, una revelación.
¿Quería publicarlo, o escribía inicialmente para usted?
En principio comencé a escribirlo como un simple ejercicio. Siempre les digo a mis estudiantes que nunca les voy a pedir que hagan algo sin que yo haya pasado previamente por la experiencia. En otras palabras, si para enseñar a nadar hay que saber nadar, (no se puede enseñar desde la orilla), para enseñar a escribir, hay que saber un poco como hacerlo. Ese fue el comienzo. Luego surgió un concurso literario en Canberra, organizado por la Embajada de España, lo mandé y tuve la satisfacción de ganar un premio que, aunque modesto, me estimuló a seguir escribiendo. Sin embargo, la publicación del cuento en el Proyecto Sherezade ha sido la mejor experiencia de todas, no sólo en cuanto al número de lectores y de enlaces que se han hecho del cuento a otras páginas en el Internet sino también porque me ha permitido ser leída en un contexto más amplio del que este e-mail es la mejor evidencia. Jamás ustedes me estarían entrevistando ahora si yo no hubiera publicado en la web.
¿Cuando escribió el cuento, cómo se sentía sobre el aborto? (Especialmente como una madre). ¿Todavía se siente igual?
El tema del aborto es un tema muy complicado y no quisiera herir susceptibilidades. Pienso que es también algo cultural. Creo que somos una sociedad hipócrita, condenamos los genocidios pero aceptamos un crimen mayor, el que nos hacemos a nosotros mismos. Todo ser humano tiene derecho a la vida. Como madre, no creo que alguna vez haya pensado ni remotamente en esa posibilidad. La escritura es algo muy diferente, sin embargo, creo que en el fondo, al menos en el cuento, ha ganado una parte de mí que es bastante fuerte, aquella que reverencia la vida en todas sus formas.
¿Cómo le ha afectado vivir en Australia?
Diría que fue como nacer de nuevo y lo digo en serio. Yo ya sabía un poco de inglés pero un inglés de academia aprendido en Brasil donde viví algunos anos. Antes de venir a Australia, había vivido en mi país, Argentina, y luego en Perú y Brasil que son países latinos y que, aunque diferentes, son de alguna manera parientes o tienen un aire de familia. Uno sabe ciertos códigos de comportamiento que son tipicamente latinos, independientemente del país. Vivir en un país de habla inglesa como Australia al principio fue un poco duro, principalmente en lo social, nosotros los latinos tenemos una manera diferente de relacionarnos. Tuve que aprender que no se podía visitar a los amigos sin llamarlos antes por teléfono o cuando se me ocurría, sino que había otras reglas que, buenas o malas, había que seguirlas. Sin embargo, desde el punto de vista profesional, el cambio ha sido positivo. Conseguí trabajo en la universidad como profesora de español y eso fue muy bueno porque me permitió seguir conectada con mi lengua, que es algo muy valioso para mí. Más adelante tuve oportunidad de desarrollar cursos de "creative writing" para estudiantes avanzados de español, lo cual me permitió aprender muchas cosas a medida que ensañaba esos cursos. Los estudiantes son muy buenos profesores.
¿Cuánto tiempo hace que vive en Australia y qué la motivó a emigrar a ese país?
Llegué a Australia en marzo de 1985 con mi esposo y mis tres hijos. Mi esposo es australiano y despues de algunos años de trabajar en Latinoamérica quiso regresar a Australia. Llevábamos una vida no muy estable de país en país. Mis hijos nacieron cada uno en un lugar diferente. Siempre digo que tenemos a las Naciones Unidas. Tengo una hija peruana, un hijo argentino, y el menor es brasileño. Yo soy la unica oveja negra. Sigo siendo argentina aunque australiana sin pasaporte que lo confirme.
¿Cuáles escritores le han influido?
¿Se puede saber eso? Creo que a veces no nos damos cuenta hasta que punto no somos más que relatos, relatos de otros relatos. Me crié con mis abuelos y tíos, que fueron mis primeros maestros. Mi tía, que era maestra, tenía muchos libros, recuerdo una colección que se llamaba El Tesoro de la juventud que me encantaba leer en lugar de salir a jugar con los amigos. Si de escritores se trata, creo que Jorge Luis Borges, Julio Cortázar me han marcado de alguna manera. También el portugués Fernando Pessoa y de mi experiencia en Brasil, Clarice Lispector, Mario de Andrade, Machado de Asís y otros. Sin embargo, recuerdo muy especialmente a un escritor estadounidense, O'Henry, de quien leí si no todos, una gran parte de sus cuentos. Creo que escribió cerca de trecientos. Ya ven, ustedes tienen modelos muy buenos en su propia tradición.
¿Cuál es su obra de literatura favorita?
No soy muy religiosa pero considero que en la Biblia ya estan presentes todas las ficciones, todas las metaforas, todos los caminos, la salvación y la pérdida. Es mi libro de cabecera. En otro orden, El Quijote sigue siendo uno de los libros que más admiro y releo.
¿Tiene consejos para las personas que quieren escribir?
No, no tengo consejos. Creo que escribir es una experiencia individual que cada uno tiene que ir descubriendo por su cuenta. A lo sumo, puedo sugerir algunas cosas que resultaron conmigo o con mis estudiantes pero lo principal es albandar la mano, es decir, escribir todos los días, aunque más no sea escribir la lista de las compras de manera creativa o inventar nuestras propias recetas de cocina en lugar de comprar las ideas enlatadas de otros. Actualmente estoy escribiendo un libro de recetas de cocina que ni siquiera se me había ocurrido pero uno de mis hijos, con una muy buena segunda intencion, me lo sugirió. No está mal, todos los días tiene un plato original en la mesa. Estamos acostumbrados a que se nos den recetas para todo cuando la mejor receta ya se inventó. Y volcar esa vida con la ayuda de la imaginación sobre papel, constituye todo el secreto del asunto, y, por supuesto, el trabajo diario, constante y disciplinado. No importa cuanto tiempo, si una hora, si dos, o durante el viaje en tren, autobús o metro o en un rincón apartado del café que frecuentamos. Yo siempre llevo una libreta de apuntes en mi cartera así como otros llevan una cámara fotográfica o una filmadora. La lectura diaria, no del periódico (aunque a veces podemos encontrar inspiración en el) sino de buenos libros, aquellos que nos hacen vibrar y entrernecer y nos dejan una experiencia de vida, creo que es la mejor forma de iniciarse. Autores para leer: Borges, Cortázar, buscar antologías de cuentistas, Chejov, Italo Calvino, Raymond Carver y otros. Eludir a los malos escritores o los que nos aburren. Para escribir, aparte de leer, hay que aprender a soñar. Borges contaba que muchas de sus historias y de sus poemas eran transcipciones de sus sueños. Allí tenemos una fuente inagotable de ideas que no aprovechamos, una fábrica que no descansa. Hace tiempo que he tomado la costumbre de escribir todas las mañanas los sueños que he tenido durante la noche anterior, bueno, siempre que los recuerde pero hago un esfuerzo extraordinario por recordarlos aunque más no sea una imagen, un ala, un vuelo de pájaro, una pérdida. A veces me levanto llena de optimismo después de haber encontrado el significado de algunos de los símbolos en mis libros sobre el significado de los sueños; otras veces me deprimen un poco ciertas interpretaciones y son esas las que uso para llevarlas a la ficción y exorcizarlas mediante la escritura.
Alison Alexander
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Heather Naranjo
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