Regresar a la portada

La ventana del Sr. Stone

Para Jenna Jones

Durante el último año, mi mundo había consistido en estar conectada a máquinas que envuelven los rayos o los tubos que infunden líquidos dentro de mi cuerpo. Como el resto de los pacientes en la sala, monitoreados y drogados, habíamos abandonado nuestro estatus e identidades personales, de manera que ya no éramos las mismas personas que cuando fuimos admitidas al llegar al Hospital.

Mi penosa estadía se desarrollaba en habitaciones de hospital donde las camas se separan por medio de una cortina, siendo estas, pobres guardianes de privacidad, paredes ilusorias que revelan los detalles del interior, gemidos y confesiones, que deberían ser destinadas solamente a los oídos de nuestros médicos. Lo peor de todo esto es tener que ser tan dependientes de todo el mundo, especialmente desde mi cirugía hace dos meses. En definitiva, resignarse a que en estos días mi vida ya no es mía. Las profundas oscuridades de mis ojos confinados por las vendas me dejaban a merced de mis manos temblorosas para encontrar mi comida, mi bebida o mis efectos personales, o de la asistencia de las abnegadas enfermeras para tareas más complejas.

—Mimi, ¿está despierta, querida amiga? —el Sr. Josh Stone dijo con su voz profunda, ronca, que tenía un ligero tinte de acento inglés. El Sr. Stone habío sido mi compañero durante el último mes y medio, nunca lo he visto, aunque estoy segura que lo podría identificar entre una multitud de personas. Es extraño cómo se puede reconocer una persona a partir de un conjunto de sonidos personales aparentemente insignificantes. Por ejemplo, el suave golpeteo de su bastón o el hecho de que él tenía un patrón de respiración irregular (no sé, siempre parecía más rápido que lo normal), el rechino de los dientes cada vez que estaba hundido en sus pensamientos, o el silbido leve de la nariz cuando su mente naufragaba por el mundo del subconsciente.
—Ey, Sr. Stone —dije—, sí, estoy despierta, estoy muy triste, porque me enteré que usted dejará el Hospital antes de que me quiten las vendas de mis ojos, pero en realidad estoy contenta que le dan el alta... yo sólo quería decir que le agradeceré siempre su amable compañía con todo mi corazón y si todo va bien lo veré en el día de mi boda este otoño, ¿sí? Pero, antes de irse, cuénteme una vez más lo que está viendo por la ventana? —le supliqué.
—Por supuesto, Mimi, te describiré la belleza de este esplendido día, será un placer. Tú sabrás que pronto llegaras a ver mucho más que una ventana, porque pronto el mundo será tu ventana —el Sr. Stone, respondió.
—Oh, qué amable es usted —le agradecí mientras acomodaba mi almohada para recostarme lo más plácidamente posible, para impregnar con los colores de su relato mis próximos sueños.

El Sr. Stone, era bastante afortunado pues tenía la derecha de su cama una hermosa ventana que miraba directamente hacia el parque. Todas las tardes Stone me describía los más intrincados detalles que desfilaban ante sus ojos de manera que yo podía imaginar con precisión fotográfica el paisaje de aquel hermoso lugar. Por ejemplo, podía casi sentir cómo los patos y los cisnes jugueteaban en el agua mientras los niños piloteaban los barcos modelados a control remoto desde la costa. Luego describía los amantes jóvenes caminando enamorados de la mano a través de los canteros repletos de las más diversas flores. Finalmente extendía su vista hacia el horizonte y describía los edificios de la ciudad que se veía en la distancia. Así comenzó su ultimo relato:
—A ver, Mimi, hoy los rayos del sol propulsan el agua brillante, un grupo de niños trata de recuperar una pelota arrojada al agua por un zurdazo prepotente que dejó vencido en el suelo al pobre guardametas. Minutos de descuento no computados del picado de la tarde, breve excursión de pies temblorosos en la densa agua fría dentro del territorio custodiado celosamente por los cisnes que expresan su descontento ante la invasión, con fuertes graznidos y movimientos amenazantes de su cuello hacia los niños. Los barcos modelados navegan lejos, como naves piratas desafiantes empujadas por el viento sur, los niños absortos transformados en capitanes aventureros siguen desde la costa su destino sin percibir que se alejan de la vista de sus madres. Ellas y su instinto los devuelven a la realidad de inmediato con sus gritos de “¡Ten cuidado!”... Pero hoy... hay algo diferente, hay un desfile, las mujeres y hombres vestidos con trajes blancos y rojos, tocando apenas a destiempo su ensamble de trompetas y otros bronces, como la banda que soñó Paul en Sargento Pepper. Los acordes fluyen alegremente con ritmos contagiosos, y en el medio de la marcha hay un hombre y una mujer fuertemente abrazados. Sus ojos parecen tan enamorados que atraen aún más cerca sus cuerpos el uno del otro irremediablemente. Sus labios confundiéndose en un beso, mostrando total indiferencia por la loca atmosfera que los rodea. Es un día alegre, se puede ver la risa y las lágrimas de felicidad en los ojos de todos los participantes. Realmente hay algo mágico en el ambiente.

Tan mágico que me indujo los más dulces y profundos sueños donde la banda tocaba “Todo lo que necesitas es amor”, y las imágenes se impregnaban de colores vívidos, fuertes, como aquellos que mi mente había empezado a olvidar.

No sé cuánto tiempo dormí, pero al despertar presentía que el senior Stone se había ido, lo cual me produjo una repentina amargura por haber sido tan ingrata y dormirme sin despedirme de él. Poco después, percibí que mi puerta estaba abierta y podía escuchar a los doctores murmurando palabras que absolutamente no podía comprender totalmente y sentí que se agruparon alrededor de mi cama.
—¡Ya era hora! ¡Hola, Mimi!, ¿cómo se siente? ¿Está todo bien? —preguntó el doctor Davidson.
—Todo está bien —murmuré con emoción y manos temblorosas.
—Bueno, entonces no perdamos tiempo y vamos a retirar las vendas de tus ojos —Davidson respondió.

El proceso comenzó, por cada capa de vendaje removida mi corazón latía más rápido, y mis manos temblaban más intensamente, el suspenso era estremecedor.

¡La oblicuidad de la nada llegó pronto a su fin y la luz hizo mis ojos arder en el dolor, pero pronto empezaron a ajustar la intensidad de la luz y mi visión borrosa cobró asombrosa claridad, finalmente pude ver! Me volví hacia la cama del Sr. Stone y corrí la cortina que nos separaba con la esperanza de que el desfile estuviera todavía allí. Pero no había ninguna ventana.
—Disculpe enfermera, ¿qué pasó con la ventana del Sr. Stone? —cuestioné confusamente.
—¿De qué estás hablando, Mimi? Nunca hubo ninguna ventana allí —ella contestó.
—Pero él solía contarme sobre el parque en la ventana, el desfile, las parejas de enamorados y todos los niños con sus barcos de vela.
—Lo siento mucho, Mimi, pero, aunque hubiera una ventana, el Señor Stone era ciego, ¿no lo sabías?—la enfermera respondió.

¿Cómo podía ser? ¿Él estaba ciego? Mi mente estaba tan confundida, pero en mi corazón entendí que todas esas historias más allá de esta habitación fueron verdaderas en medio de nuestra imaginación y eran mucho más hermosas que cualquier cosa que jamás había visto con mis propios ojos.

Nicole Miró, Australia © 2017

jmiro@bigpond.com

Nicole recién empieza a hacer sus primeras armas como escritora, habiendo colaborado con relatos y poesías en la revista de su colegio. Entre sus ambiciones desea comenzar el próximo año sus estudios de psicología y continuar escribiendo.
Sus lecturas preferidas son los cuentos con perfil psicológico ya sean historias de crimen o de misterio, Agatha Christie, Patricia Highsmith, Horacio Quiroga y Roberto Artl.
Su otro gran amor es la natación. Nicole es una nadadora discapacitada clase S10 , que toma muy en serio la realización de metas personales, y que ha experimentado mucho éxito en el ámbito de la natación. A nivel escolar, Nicole recibió el escudo de las Escuelas Católicas por logros deportivos de 2013-2015, y fue nombrada campeona en su edad durante cuatro años seguidos, convirtiéndose en múltiple medallista en los juegos escolares del Pacífico.
Nicole mantiene un impresionante récord de natación, éxito que incluye ser la medallista de plata de 2016 en el Campeonato Nacional de Natación de Australia en Adelaida; y obtener el segundo lugar en el ranking mundial de 50 metros espalda clase S10 por parte del Comité Paralímpico Internacional en 2016. En el año 2015, Nicole fue premiada en Nueva Gales del Sur por sus logros deportivos. Además, ella tiene en su poder los récords australiano y de Nueva Gales del Sur.

Lo que la autora nos dijo sobre el cuento:
Mi historia (dedicada a mi gran amiga Jenna Jones) es sobre las mujeres que se enfrentan con el desafío de una temporal ceguera. Está inspirada por mi amiga ciega, quien me enseñó sus retos y su capacidad de superar los momentos difíciles. Ella me permitió entender sus dificultades y la valoración del sentido de la vista. Quería expresar esta hermosa lección a través de una historia que hablaría de las bellezas de la imaginación y las esencias de la vida. Espero que quienes lean esta historia se inspiren y entiendan verdaderamente la esencia de ser capaces de superar las dificultades de la vida.

Para enviar un comentario sobre este cuento pulsar [AQUI]

Para ver lo que los lectores han dicho sobre este cuento pulsar [AQUI]

Regresar a la portada