Después de veinte años de aplazamientos, a la semana de haber regresado al pueblo la desnudé, y se extendió casta y perentoria sobre el camastro. Me endosó sus campos con cuarenta y dos años cumplidos, y la película de la virginidad intacta. Cuando, al fin, todo estaba consumado, le dije: “siempre te amé”, y ella puso un cansado dedo en mi boca para que callara. Vimos el reloj, ¡las seis!, y nos vestimos apresurados porque yo tenía que confesar antes de dar la misa, y ella hacer la cena en el convento.
Arraiján, junio 2002
Eudardo Soto, Panamá © 2005
eduardo.soto@epasa.com
Eduardo Soto P. nació en la ciudad de Panamá y es licenciado en periodismo por la Universidad Nacional. Actualmente dirige un diario emergente de circulación nacional que lleva el nombre de DIAaDIA, de formato ligero, en el que por primera vez en el país se aplica un periodismo horizontal y excluyente del tema político partidista y de las élites tradicionales, dándole también espacios privilegiados a la literatura. Soto fue galardonado en 2003 con el Premio Nacional de Cuento José María Sánchez, que otorga la Universidad Tecnológica de Panamá, misma donde un año antes había culminado el Diplomado en Creación Literaria. Su libro Cuentos Nada Más ha sido debatido en universidades, foros literarios, programas radiales y círculos de lectura. Existe una tesis, preparada por la licenciada Felicita Chávez, sobre su cuento (incluido en este libro) "El apocalipsis se quedó sin baterías". En noviembre de 2004 obtiene el tercer lugar del premio León A. Soto, de poesía, que otorga la Alcaldía de Panamá, en la capital del país. Su más reciente afán es la preparación de un libro sobre la vida del escritor panameño Guillermo Sánchez Borbón, al tiempo que es fundador y directivo de la naciente Asociación de Escritores de Panamá. Sobre su vocación literaria, Soto nos dice: “Como narrador, creo que tengo los aparejos para la novela, pero el cuento es lo que más se parece a mí a estas alturas de la vida que arrastro. Además, el cuento es muy similar al reportaje, que es el género periodístico que más me gusta. Pero me obsesionan la poesía, el teatro y la novela. Voy por ellos”.
Lo que el autor nos dijo sobre su cuento:
El cuento “Misión Cumplida” es mi aporte a la larga y fructífera tradición en Panamá -tierra de cuentistas y poetas- en torno a la mini-ficción. Andaba buscando un tema consuetudinario, común como el hombre de a pie que me circunda y enriquece. Un asunto que hablara de conflicto íntimo, de promesas rotas y amores marchitos, es decir, de eso que tal vez es lo único permanente en América Latina. Acostumbrado a los espacios reducidos (por mi oficio en el periodismo horizontal y ligero) tiendo a lo breve, a lo súbito, que no por “mensaje urgente” es más fácil en su carpintería. Todo lo contrario: la historia de aquel acto de amor prohibido, en las celdas de una casa cural, demoró casi dos años en la mesa de trabajo. Fue un proceso lento, doloroso, pero enriquecedor. Como en toda obra literaria, pero más en este tipo de cuentos, y escuchando la voz del maestro Vicente Huidobro, "hay que cuidar la palabra, porque lo que no da vida, mata". Por eso fue necesaria la espera para que los personajes adquirieran rostro propio, que definieran sus edades (la mujer al inicio pasaba de los 60 años); sus ámbitos, que irrumpiera en escena el dedo cansado de ella, la frase entrañable, pero tardía, de él. Como se nota, el artefacto se fue haciendo solo, y este autor sólo se dedicó a teclear, y luego a podar los adjetivos venenosos... y finalmente a reír.
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