Regresar a la portada

Un pésimo día para Jack "el exhibicionista"

Por alguna razón Jack sentía que esta era una noche especial. Una noche fría pero estrellada. Definitivamente, una noche de esperar algún encuentro excitante.

Empezó temprano su rutina, con buena predisposición y preparación. Salió de la pequeña cortada, cruzó la elegante avenida Elizabeth pretendiendo ser uno de esos joggers con ropa deportiva y zapatillas y, en pocos segundos, se encontraba inmerso en la densa frondosidad de la vegetación de Hyde Park, disfrutando de inmediato la seguridad y la confianza que le brindaba a sus bajos instintos esa jungla urbana.

En su mano derecha, en una bolsa de plástico, el equipo indispensable para consumar su felonía, el esencial impermeable largo, que contenía en su bolsillo derecho crema lubricante y en el izquierdo un paquete de pañuelos descartables.

Se estableció escogiendo con cuidado su guarida, más allá de los abedules en la esquina de los philodendros, los cuales con sus amplias hojas le brindaban al sujeto un coto de acecho, resguardo e intimidad. Se desvistió rápidamente, sintiendo el frio de la noche en sus nalgas, quedando totalmente desnudo, guardando el equipo deportivo en la bolsa de plástico.

Su corazón empezó a latir rápidamente mientras sentía la tela del impermeable en su piel, al mismo tiempo que desarrollaba una respiración agitada, la adrenalina impregnaba cada parte de su cuerpo y las hormonas de la libido segregadas por la anticipación comenzaban a afectar su insignificante miembro provocándole una semiereccion.

Del silencio frustrante de la espera, a la pronta irrupción del repiquetear de los pasos de tacos femeninos, entremezclados con algunas voces finas y risitas, ocasoniaron en Jack, con fuerza repentina y vigor, el efecto buscado.

Al bajar cuidadosamente una de las hojas de philodendron pudo contemplar no una o dos, sino un grupo de 10 u 11 jóvenes señoritas, produciendo los sonidos fuertes imágenes, correspondientes a recurrentes postergadas fantasías en su mente enferma.

Especulando acerca de las consecuentes posibles reacciones por parte de tan importante audiencia, no demoró más el desenvolvimiento inevitable; saltó desde una piedra que separaba el camino de la frondosa vegetación y en una fracción de segundo se apareció bruscamente en el medio del sendero peatonal.

Al abrir salvajemente su sobretodo exponiendo su repugnante genitalia, notó con estupor y fastidio que las muchachas continuaban su paso totalmente inadvertidas de su patético acto.

No se trataba de una mirada forzada tratando de ignorarlo, como recibía a menudo de algunas mujeres ingratas a las que él tildaba de “frígidas”, ni se trataba de chicas inocentes tapándose parcialmente la cara con vergüenza, en realidad caminaban a su lado dirigiendo sus miradas hacia distintas direcciones sin la más mínima percepción de su presencia.

¡Se separaron en grupos de dos o tres tomando distintos senderos y exclamando con cruel indiferencia ¡allá!, ¡allí!, ¡acá!... apuntando a espacios vacíos como si se encontraran en un trance alucinante o ante la presencia de fantasmas.

Totalmente frustrado sin poder mantener el “momemtum” deseado, se vistió con su equipo deportivo y se mezcló con un grupo de joggers en dirección de las luces de la avenida, mientras contemplaba consternado otros grupos de jóvenes caminando como “zombies” por distintos rincones del parque.

Era la noche del 15 de julio de 2016, fecha que sería recordada en el futuro como el día del lanzamiento del “Pokemon Go”.

Javier Miró, Argentina, Australia © 2017

jmiro@bigpond.com

Javier Miró nació en Buenos Aires, y en 1991 emigró a Sydney, Australia. En la actualidad escribe para los blogs "Nos disparan desde el campanario" y "Juan Bautista Maciel". En 2016 recibió la Mención de Honor en el concurso Grupo Palabras Sydney por el poema "Amor en la Tormenta". Y en 2014 ya había obtenido el primer premio de tango Literatura con el poema "Quenquen", así como el segundo premio de poesía del Concurso Centro Cultural Argentino de NSW con el poema "Escribiré una frase cada día" y el primer premio de narrativa del mismo certamen con el cuento "Un maravilloso ejemplar".

Para enviar un comentario sobre este cuento pulsar [AQUI]

Para ver lo que los lectores han dicho sobre este cuento pulsar [AQUI]

Regresar a la portada