Califica el compilador de los cuentos en su recensión introductoria que este cuento introduce un caso extremo de paranoia. Lo es, y no es fácil describir y escribir esta disfunción. El propio autor reconoce sus influencias latinoamericanas, que a todos nos son cercanas. Entre realismos mágicos y literaturas oníricas, la literatura centro y suramericana de los últimos treinta años aporta materiales sobrados para convertir la literatura en un elogio de la locura. Pero a mí, la obsesión por las cosas que a la doméstica rodean (cuchillo, almohada, perol), y que se me aparecen como el azimut de la descripción de la locura en el relato, me suenan más "europeas" que otra cosa. Así las cosas, no me extraña encontrar a Kafka en la nómina de admirados, aunque el relato me suene más a Boris Vian, quizá por querencia personal.
MAV-Madrid, España, mangel.vazquez@unespa.es

Garciamarquismo,(aÒos mas tarde..) con juris terminus, y suspense relativamente apegante, cuento corto interesante pero poco digerible.
mesia_r@hotmail.com