En primer lugar, la estrucutura del cuento me pareció muy bien trabajada y precisa. El tema en sí realmente tierno y consecuente con la realidad vivida en el Perú hace algunos años, y esto sumado a la estrucutura tiene un efecto maravilloso. En fin, no me queda más que felicitar al autor por tan gran cuento.
Christian, yage6@latinmail.com
Creo que es un gran cuento con una expresividad espiritual muy diáfana. Me ha gustado que la resolución es dada a luz por el desarrollo paralelo de los viajes con la claridad también de un alba sudamericana.
Omar Anguiano Lagos, México, negritos@correoweb.com
Hace poco un amigo me pedía un ejemplo literario de paternidad responsable y creo que este cuento lo es. Me hace reflexionar si las relaciones cordiales y afectuosas entre padres e hijos serán privativas de los ambientes rurales. Tal vez en las ciudades tenemos, tanto los padres como los hijos, tantas ocupaciones y tantas posibilidades de distracción, que olvidamos lo único que realmente importa: la calidez de las relaciones humanas, que este cuento nos hace añorar. La forma (casi) totalmente confiable y la alternancia de las tres voces narrativas, perfectamente distinguibles entre sí, me parecen otras de sus cualidades destacables.
Ricardo Martínez Cantú, México, rdomtz@hotmail.com
Estoy aprendiendo español y este cuento me ha proporcionado
palabras nuevas, un ambiente muy interesante, y un estilo de vida con
símbolos y realismo en los puntos de vista del padre y hijo.
Geoff, Canadá
Es un cuento impresionante, por su sencillez,
sensibilidad y profundidad. Lo estoy utilizando en las clases de español, y ha despierto la atención y el gusto por la lectura de escritores hispanoamericanos.
Es de aquellos cuentos que se empieza y no se para de leer hasta que se termine.
Me gustaría mantener contacto para quitar algunas dudas relativas al vocabulario.
¡Enhorabuena! Edgardo Jiménez Romero, y sigue escribiendo.
Romano Berejuk, moinhotupy@net-uniao.com.br
El cuento es muy bonito que me emocionó bastante cuando lo leí, soy peruano y por circunstancias del destino me encuentro en esta parte del mundo, el cuento es la historia de miles de peruanos que salieron dejando atrás sus tierras, por consecuencia de la atrocidad genocida del sistema político que nos toca vivir, y que un puñado de pudientes han arrancado lo que le corresponde a la gran mayoría de peruanos.
En general el cuento es excelente y me ha identificado en mucho con mi propia vida y añoranza a nuestro país. Atentamente,
Lorenzo Castillo Silva e hija Gladys Castillo Silva Angeles
Lorenzo Castillo Silva, illariy@andorra.ad, PRINCIPAT D`ANDORRA (EUROPA)
El cuento refleja parte de la realidad en las localidades rurales del Perú. Adornado de la ternura y amor padre-hijo, podemos encontrar sumergidos en ellos los grandes problemas sociales y políticos que afrontan éstas partes alejadas del Perú. Se identifica por ejemplo el gran problema de analfabetismo que aún existe en el país; asimismo las condiciones muy pobres de vida que enfrentan a diario los campesinos peruanos y las ganas de sobresalir con los pocos recursos que poseen, pero el amor y el cariño a su tierra, son elementos que fortifican ese empeño y ganas de seguir luchando por conseguir un futuro mejor.
Otro problema que se identifica en el cuento, y es una realidad que afrontan los campesinos es la discriminación y la migración del campo a la ciudad.
Por otro lado, podemos apreciar también, las costumbres folclóricas de los pueblos, sus fiestas, sus cantos, sus danzas, expresiones culturales únicas en cada pueblo, que son celebradas con mucho entusiasmo.
Al final se refleja una triste realidad que les tocó vivir a las comunidades campesinas años atrás, el ataque terrorista a sus localidades y la
incursión de estos elementos captando a inocentes pobladores para adoctrinarlos y hacerlos partícipes de sus actos criminales.
En resumen, el autor supo combinar el cuento con una historia tierna, una historia de amor filial, y aspectos reales de la vida social, cultural y política de las comunidades campesinas del Perú, como Qorimarka existen miles historias semejantes que afrontan la pobreza con valentía, amor y mucho esfuerzo.
José Castro Chuquillanqui, josecastroch@hotmail.com, Perú