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ALICIA

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Alicia despertó sobresaltada, era como despertar después de una pesadilla, al abrir los ojos no vio más que tinieblas, pero tuvo una sensación de seguridad que la hacía sentirse bien; la envolvía en un profundo silencio que le daba paz.

Cuando recobró por completo el conocimiento, no entendió lo que sucedía, "debe ser un sueño" pensó; no sabía con exactitud cuanto tiempo había permanecido allí; podían haber sido horas, o segundos, pero realmente no le importaba.

Tenía períodos de lucidez y ratos de inconsciencia, y había momentos en que se encontraba a ella misma extasiada con el simple movimiento de sus manos, empezó a percibir entonces que se hallaba dentro de algo parecido a una burbuja, pero no podía realmente especificar sus dimensiones, lo que sí le pareció muy raro era que todos sus movimientos le parecían torpes e imprecisos, había momentos en que le parecía escuchar música muy lejana, y otros en los que escuchar el murmullo de una voz.

Otro más de sus descubrimientos, era el que no estaba acostada como le parecía al principio, no estaba apoyada en ningún punto, más bien flotaba, se sentía como un cadete del espacio, surcando el infinito, moviéndose despacio, despacio, a causa de la falta de gravedad.

De repente se encontraba abrazando sus piernas, como si estuviera acuclillada, y de vez en cuando se estiraba para no entumirse, fue entonces cuando sintió por primera vez los límites de su prisión, antes nunca los había alcanzado, era como si su encierro se estuviera reduciendo, pero no se inquietaba, las paredes eran suaves y acolchonadas como si estuvieran hechas de algodón, desde entonces se volvió su pasatiempo favorito el golpearlas con sus pies, como si saltara en una cama elástica; eventualmente sentía una ligera opresión que la relajaba y se quedaba dormida.

El dolor agudo la despertó por completo, la oscuridad que antes parecía tan segura, era ahora atemorizante, oía ruidos que no lograba entender y ya no parecían lejanos, sino que le martilleaban la cabeza, quiso gritar, pero de su boca no salió grito alguno, por primera vez se sentía vulnerable y asustada.

Sintió como su burbuja se desgarraba, con fuerza la jalaba desde abajo, era como estar dentro de un remolino, su cuerpo se oprimía, y la sensación de asfixia la llenó de pánico, sintió como se acercaba lo que creía ser el fin de su vida y la oscuridad desaparecía, mientras seguía a la luz...

Paula Zulaica, México © 1996

azulaica@compusep.compusep.com

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