Este cuento empieza con un niño y su madre durante una procesión de Domingo de Ramos, el último día de la Semana Santa católica. Ya al final del desfile, el niño reconoce a un hombre de una situación del pasado entre su madre, un conocido ‘Don Esteban’ y un grupo de hombres. La madre tenía una capilla en su hogar, desobedeciendo las leyes del grupo a cargo, con estatuas y figuras rescatadas de la iglesia que había sido quemada. A Don Esteban, un miembro del clero católico que estaba presente haciendo preparaciones para la misa, lo arrestan dos hombres que fuerzan la entrada a la casa. La madre trata de pelear con los hombres sin éxito, y el niño, que estaba escondido debajo del altar, se queda jugando. De vuelta al presente cuando el niño reconoce al hombre, su madre, llena de furia, se acerca adonde está un grupo vestido con el mismo uniforme del hombre. Encontrando al jefe del grupo, ella le habla de Don Esteban y él confirma la posibilidad que el hombre reconocido es el mismo hombre que arrestó a Don Esteban, pero cambiado de bando en la guerra. El jefe después le dice al niño que se acerque y señale al hombre que reconoció, que lo levanta en los brazos cuando está a su lado, y el hombre reconoce rasgos de Don Esteban en el niño. A la vez del jefe, la mujer se enfuria y la detienen cuando trata de acercarse al hombre con el niño, gritando y preguntando por el desaparecido Don Esteban.
En 1938 la ciudad de Gijón, en el noroeste de España, estaba bajo el poder de los “Rojos” durante la guerra civil española, quienes eran un grupo político centrado en la persecución de la Iglesia Católica. Los falangistas eran un grupo en contra de los Rojos, similares en idealismo al fascismo, pero basados en la identidad católica y este grupo liberó la ciudad de la opresión religiosa. En ese momento las órdenes religiosas eran ilegales, y encuentro muy interesante qué devota es la madre a la iglesia, al punto de hacer su propio altar y rescatar estatuas de la iglesia destruida. Se alude a un tipo de relación entre la mujer y Don Esteban, que al final es confirmada por los rumores de la gente del pueblo. La madre del niño es conocida como la ‘querida del cura’, y su ira es clara al tener delante uno de los hombres que se llevó, y probablemente mató, a Don Esteban. El jefe del grupo ofrece la explicación que el mismo hombre pudo haber cambiado de lado en la guerra civil, por la brutalidad que se había cometido, pero eso no cambia el dolor y sufrimiento de las víctimas. No está confirmado si el niño es el hijo del cura o no, pero al tener similares rasgos faciales, es innegable que hay un tipo de relación. También hay varios paralelos entre los últimos momentos de Don Esteban, y el momento cuando el niño esta en los brazos del hombre. Primero, la madre actúa emocionalmente, llena de furia y miedo (enfurecida y asustada), detenida las dos veces antes de poder actuar para proteger a su familia. El mismo hombre que se llevó a su querido, y ahora tiene a su hijo en los brazos, es una imagen muy similar, y en los dos momentos están en lugares religiosos. El titulo de este cuento es muy apto, con la celebración religiosa puesta a un lado de la pasión y emociones entre los momentos con la madre y el hijo.
Estefanía Gutiérrez Vásquez, Canadá