Es un cuento que hace uso de la técnica narrativa más exenta, algo así como el "grado cero de la escritura", en la que el narrador se diluye para dejar que la historia hable por sí misma. Pero dado lo escabroso del tema, este recurso resulta más bien irónico en este caso, sobre todo si a ello se une el que el desenlace sólo incluya al hombre y los delincuentes desaparezcan de la trama.
José Luis Martín, España