Este cuento, escrito con una pluma en que se demuestra el buen oficio, lleva además el sentimiento del exiliado que debe asumir una cultura, que no ha elegido, y una realidad que a todas luces le es adversa.
Basic Morality tiene fuerza, atrae al igual que la tragedia que vive el protagonista en paralelo con la criatura atrapada en el agujero del jardín vecino. Transmite sensaciones, sentimientos, y frustraciones que son auténticas en la vida de cualquier ser humano obligado a alejarse de su patria y, lo que es más grave, de su propia identidad.
Carmen A. Gallero, cgallero@entelchile.net
El relato de Christian está muy bien escrito. Christian usa esa narración en varios planos que lleva al lector de una historia a otra, de un personaje a otro, sin perder interés. Este tipo de narración requiere de un profesionalismo, de un dominio de la técnica que no es fácil y sólo quienes tienen ya tiempo transitando por estos caminos de la narración, logran hacerlo bien. Felicito a Christian porque la narración está muy bien lograda.
Por otra parte es conmovedor conocer a través del relato el drama del verdadero protagonista, que no es la niña, sino quien cuenta, el chileno exilado, el hombre que llega a un país extraño, de costumbres ajenas, de idioma que no puede aprender, de cultura que no está dispuesto a aceptar y que recurre, a los recuerdos, a lo que queda de los amigos, al teléfono, a la vieja música, a cualquier cosa que le permita recrear su verdadera realidad para sentirse vivo. Es importante que el escritor sepa señalar los dramas sociales y políticos de nuestros pueblos. Este es un drama por el que han pasado los exilados políticos de las dictaduras latinoamericanas y que hoy también están viviendo los exilados voluntarios, producto de la quiebra de nuestras democracias y por lo tanto, a casi todos los latinoamericanos nos llega. Considero bien escrito el cuento y bien interesante el tema.
Alicia Sánchez (Venezuela), aliciasanchez@cantv.net
Me gusta mucho el relato. Creo que el autor consigue transmitir sentimientos hondos (el desarraigo del exilio, la impotencia ante la "americanización" del hijo, la sensación de provisionalidad) mezclando sabiamente los dos temas, el de la niña y el del exilio. La prosa es fluida y al mismo tiempo intensa. ¡Bravo, Christián!
Berna Wang, España, bernawang@mundivia.es
Tiene ese estilo latinoamericano, entre ficcion-realidad, que te va introduciendo en la historia, llegas a estar esperando noticias de la niña, te exasperas con ese locutor impaciente, y esperas el desenlace junto con los demás.
Paula Herrera, Chile, andesur@hotmail.com
He disfrutado profundamente de la lectura de este cuento.
Me sentí atrapada por la narración desde un primer momento. Pude sentir el dolor y sufrimiento, la desesperación y la impotencia de los personajes, como propios. Los entiendo y los hago propios, a pesar de ser mi realidad tan diferente a la de los personajes centrales.
El paralelismo hábilmente establecido entre el drama de la niña y las sensaciones del protagonista, atrapado en el pozo de su exilio, al cual no se resigna ni se adapta, lo encuentro muy bien logrado.
No sólo el tema ha sido hábilmente elegido: la historia está excelentemente narrada.
Debie Koen - Paraguay, Argentina, debie_k@hotmail.com
El cuento de Cristián Fierro, "Basic Morality", me sorprendió por la honestidad y profundidad que muestra el protagonista. Como yo he estado alejada por tanto tiempo de mi país, me identifiqué facilmente con él, con su tranquilidad despu'es de hacer esas llamadas a sus parientes lejanos, "pese a las cuentas enormes a fines de cada mes"... Cristián fue tan ingenioso e inteligente al describir el conflicto del exiliado. Uno como que se queda con la cultura de la época en que uno dejo su patria. Mientras los demás que se han quedado, siguen cambiando con tantas influencias nuevas, que a nosotros no nos alcanza.
Amigos de Chile me han dicho: "En Chile ya no quedan personas como tú, que les guste hacer pan amasado, y las maneras de otros tiempos", cuando me visitan aquí. Bueno, uno trata de mantener el Chile que uno conoció en su propio hogar. Aunque sea con hijos norteamericanos que se sonríen al escuchar ese acento divertido que uno tiene, al hablar en inglés. Por haber estado en este país mientras tantas cosas terribles pasaban en Chile, quizás, aunque haya leído y llorado por todo lo que supe después, todavía me queda tal vez un idealismo que les sorprende a los que sufrieron y tuvieron que dejar nuestro país, "en esos tiempos". "El Chile que tu conociste ya no existe", me dicen con amargura. Por lo que yo trato de probar lo equivocados que estan, cada vez que veo a chilenos, o voy a visitar a mis parientes. El cariño está siempre ahi. La esencia de Chile todavia está, en su gente.
Cristian me conmovió con el sentimiento expresado en su cuento. Él, con su excelente uso del castellano, y su imaginacion, llegará tambien al corazon de mis amigos con quienes lo he compartido, todos nosotros "exiliados" por una razón u otra.
Alicia P. Lesko (Michigan, US), alesko@tln.lib.mi.us
Como lector sin prisas, disfruté con tranquilidad de este relato y la emoción incorporó en él mi propia y diversa dimensión de exiliado.
Aprecié mucho el estilo límpido, transparente, de gran sinceridad y esa familiaridad, con el arsenal idiomático, que deja la sensación de que el autor escribiera sin ningún esfuerzo.
Con gran respeto por todos los que escriben al Proyecto Sherezade, que descubrí sólo hoy, y en particular por el Dr. Fierro y su relato, me permito dejar caer, sólo, mis impresiones negativas acerca de Basic morality señalando algunos pequeñísimos escollos, aristas, malezas, obviamente para mí, que disturbaron mínimamente mi viaje de lector, no así las emociones profundas que me regaló una pluma contundente.
Me refiero a:
-Un hijo demasiado consentido -siempre que de ficción estemos hablando- que no refleja bien la experiencia infancia-exilio.
-Incomprensión, tensión en la pareja, pero sólo descriptiva,sin linfa vital.
-La visita de los padres, con esa historia de "La Ponderosa", me parece intrascendente y externa al relato.No aporta nada, fuera de una supuesta superioridad de visión frente a una televisión absurda.
-En el título no está contenido el relato, me parece.
Pido excusas por estas críticas, seguramente ilegítimas, pero reitero que me pareció un cuento extraordinario y su lectura me hizo vivir grandes y nuevas emociones, también revivir muchas olvidadas.
Un relato atravesado de pathos y larga nostalgia. Espero volver a leer a este autor.
Orlando Barros