La paradoja de este cuento es que se trata de una completamente perfecta manifestación de la imperfección, en términos pitagóricos. Es como redondear un cuadrado.
José Luis Martín, España
Se lee con placer. Despierta el interés desde la alegoría que marca el inicio.
Marvin Mora, Florida
La descripción del lugar es perfecta y nos parece caminar con el personaje, pero no podemos conocer su alma perdida en un infinito de dudas y una certeza: desconoce el amor.
Nora del Carmen López, Buenos Aires