Convertido en un nuevo observador de una Alcarria habitada por espectros, el protagonista realiza un viaje interior que le conduce a la desesperacion existencial, eficazmente expresada en tonos hondamente hispanos y quevedianos. Su mirada descubre la vieja casa patria en ruinas y no parece hallar cosa en que fijar los ojos que no sea recuerdo de la muerte. Mi personaje favorito, sin embargo, es el perro, pura imagen del alma humana torturada por el tiempo. jlmartin@princeton.edu
Este cuento plantea un aspecto interesante ya visto en
la literatura clásica, me refiero a Don Quijote y La divina comedia. En el
primer caso, D.Quijote baja a la cueva de Montesinos y en el primer rellano
se siente y se queda adormilado y tiene este encuentro con Montesinos que
le presenta el corazón putrefacto del caballero Durandarte. Cuando regresa
a la superficie es difícil decir si lo ha soñado, lo ha vivido o ha
alucinado. En "La divina comedia" Dante y Petrarca están a la orilla del
lago Estigio viendo cómo el barquero Caronte controla a gritos y golpes a
las almas que ansiosas quieren subirse a la barca que las transportará al
infierno, y a la puerta de éste se encuentra el Can Cerbero,un perro
monstruoso y feroz. Las relaciones que he visto aquí son más que nada
simbólicas. Transporte de larga distancia simbolizan la vida, lógicamente
en la antigüedad no había trenes o autobuses. Pero el simbolo es el mismo.
De cualquier manera, tanto en DQ como en LDC estos episodios pertenecen a
cierta parte del consciente universal.
En el cuento "Estación imposible" el paraje es agreste, seco, hostil. El
sol es demasiado fuerte, no hay agua, no hay árboles (símbolos a su vez de
la vida y el reverdecer). Lo que hay es desintegración, descomposición,
ruina, muerte y miedo. Es interesante notar que hay también un dejo de
superviviencia: el devorar y ser devorado a la vez (las hierbas son
devoradas por las losas y ciertas losas devoran las hierbas, a su vez éstas
ocultan (como si devorasen) los oxidados raíles. Otro aspecto interesante
es la mutilación. La estación tiene cuatro ventanas, de las cuales sólo una
sirve como tal; el perro, como la estación y el paraje, es tuerto, viejo y
hostil. En el devorar y ser devorado hay una cierta alusión al infinito,
esa infinitud puede estar el tiempo, pero no necesariamente en el reloj
mecánico.
El tren fantasma llega sin hacer ruido ni echar humo. El protagonista mira
por las ventanillas más por curiosidad que por ir a ninguna parte. Todos
los pasajeros están muertos, todos tienen su rostro, cada uno de ellos
representa una parte de sí mismo y aunque no puede identificar los aspectos
biográficos que le sugieren, la lógica no le deja lugar a dudas: la
comunión de niño, el soldado en la guerra civil, etc. Finalmente, cuando el
campesino dice qué ése no es su tren, le está diciendo que no es su hora
final. La mano del campesino lo hiela, el sudor es una blanca mortaja y el
silencio lo cubre como un sudario. Es irónico porque el campesino (la
Muerte?) le ha dicho que no es su viaje. Hay momentos en que la vida ha
perdido su vitalidad y se vuelve muerte. Pienso que este relato hay que
elaborarlo y quizás hacer una secuencia, se lo merece. Está lleno de
exquisitas sugerencias. Sería interesante saber qué pasaría si el
protagonista toma el tren hasta el final de la vía; qué diálogos, qué
conflictos, qué descubrimientos por el camino no se darían. Y qué pasaría
si en realidad todo fue un sueño, una ilusión? Cambiaría su vida? Habría
mucho más para decir, pero creo que con esto basta.
Maria Oujo
M.Oujo@unsw.EDU.AU
Un cuento excelente. Sus ribetes surrealisticos
con admirable sutileza, logran, sin duda alguna, algo que muy pocas veces los cuentos de este tipo logran: convertir al lector en parte de el.
En las ruinas de la vieja estación, se pueden ver
los "fantasmas" que torturan la mente del escri-
tor. En los colmillos brillantes del perro, se
puede apreciar la esperanza, que a pesar de su temor, abriga aún en su corazón.
La descripción de los contornos es, simple y sencillamente, maravillosa...
Hector A Castillo ( Honduras), canafistolo@msn.com