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Al leer este relato es casi inevitable acordarse de Kafka, y es casi inevitable asentir con complicidad ante la sutil ironia con la que Adrián pinta el morbo, el rechazo y la soledad a la que la "sociedad" condena a los que no son "normales". El conflicto entre ser pez o humano me parece también una buena alegoría que sirve para esbozar lo rico, complejo, y a veces antagónico de los varios seres que convergen en lo que damos por llamar "ser" o "personalidad". La narrativa es buena - aunque el principio cojea un poco - y los símbolos ligados de "agua" y "sueño" (la "fashion" en el surrealismo) se usan con tino.
Antonio J. ( México, UK), mulato@fs3.ph.man.ac.uk

Un cuento sin lugar a duda interesante, con algo que pone de manifiesto la parte salvaje del hombre y oculta y a la vez descubre al ser humano, leerlo me recuerda el cuento de la metamorfosis de Franz Kafka, de como un ser que debería ser querido y comprendido, con el peso del tiempo se convierte en una molestia y desagrado hasta el punto tal de buscar una solución al problema cerrando los ojos y metiendo el alma en un rincón de la casa.
Tomás Mendoza Felipe....mexicano

Muy interesante el cuento, ¿por qué se desarrolla en Rusia ? Saludos.
Kike Franco, francokike_14@uol.com.co

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