Es un cuento costumbrista, demarca el perfil del habitante raso de una de las populosas ciudades en la que los obreros, desempleados o trabajadores ocacionales viven el día a día, pendientes de un cambio, aunque sea mínimo, en la cotidiana pobreza que los agobia, que les permita dar el salto a una posible riqueza que les alcance para mejorar su estatus de hambre o, por lo menos para que no se le menoscabe lo poquito logrado.
Amanda Galán, Colombia