Me gusta que sea el lector el que tenga que interpretar el sueño transcrito al final. Ese giro del cuento nos convierte a los lectores en intérpretes y pone el cuento en otra perspectiva más interesante.
José Luis Martín, España

Como un abanico tornasolado, las vertientes sugerentes de este cuento atrapan el interés. Gusta, además, la sobria composición del mismo.
Marvin Mora