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El cresta roja

Nuestras gallinas, las de mi infancia, tenían nombre. Todas las batarazas, menos la leghorn blanca a quien nombrábamos ”Una”. Les llevábamos bandejas de cáscaras, hierba recién cortada y, como regalo especial, ese maíz naranja que parecía hijo de un rocío nacarado. El gallo de cresta engominada nos dejaba pasar, pero sólo a nosotros, los niños. A los mayores los embestía como un toro emplumado. Cuidaba lo suyo y parece que, para él, los niños estábamos libres de pecado.

Faltaba poco para que mi hermano se hiciera mayor, ya rondaba los trece. Parece que el gallo supo del cumpleaños de Ramón; para festejarlo, papá lo había mandado matar a su primer gallina. “La Lucrecia” percibió su fin y no dejó de cacarear, pidiendo clemencia. Vi los ojos llorosos de mi hermano, su infinita culpa. Las órdenes se debían cumplir.

En la mesa de cumpleaños, sobre la bandeja de porcelana, la carne dorada rodeada de verduras y Ramón, evitando mirar.

Al otro día, cuando entramos al gallinero, a pesar de llevar una gran bandeja con maíz, el “Cresta Roja” se comportó como un ave rapaz. Se posó sobre los hombros de mi hermano y lo embistió con la mirada. De esos ojos jamás se vuelve, niño.

FIN

Susana Trajtemberg, Argentina © 2017

sushka1970@hotmail.com

http://historiasconhematomas.blogspot.com.ar/

Susana Trajtemberg nació en un pueblo manso de ferroviarios inmigrantes: Remedios de Escalada (Argentina). Entre italianos, españoles, judíos y griegos, transcurrieron sus rayuelas. Es narradora y poeta, artista plástica. Participó de numerosas publicaciones y antologías. Tres libros editados; dos de poesía: Pulmón de manzana (en coautoría) y Pájaro es mi sombra; y el último, Adrede (Historias con hematomas), de cuentos cortos, recientemente publicado.

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