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Billie Kaumaya y Monica Steward

"Entrevista a Cristián Fierro"

El autor contestó nuestras preguntas sobre su cuento "Basic Morality"

¿El cuento es similar a su vida? ¿Cómo era vivir en un país diferente? ¿Cómo se compara?
En ese momento, cuando escribí el cuento, el estado emocional quizá no era distinto al que se respira en el relato. Me estaba cambiando de trabajo y nuestra primera hija, Camila, acababa de nacer. Mi mujer, Pilar, también trabajaba y no fue fácil, nos faltaba tiempo, amigos y tantas cosas. Comenzábamos nuestra vida en este país al que habíamos llegado hacía poco. Las intenciones eran estudiar fuera de Chile mientras los tiempos de Pinochet y los militares, que en ese entonces sacudían al país, pasaran. En esos años todavía no sospechabamos que sería difícil regresar: el tiempo pasa, uno se hace de nuevos amigos y poco a poco comienzan a brotar nuevas raíces. Y así, poco a poco se va recontruyendo el país que uno lleva adentro, el país de los buenos escritores que a veces no tienen nada que ver con los himnos o banderas, los símbolos que nos inventamos para sentirnos más seguros.

¿Lamenta que Ud. dejó su país?
Al principio sí, pero a medida que pasan los años lo veo como una liberación. Viviendo en este país me he puesto muy crítico de mi propia cultura y he logrado entender mejor algunos aspectos que antes me molestaban, pero no sabía por qué, por qué me molestaban. Uno desde afuera ve mejor lo que antes sucedía adentro.

Viajando a otros países, ¿es fácil guardar su cultura chilena y sus tradiciones?
Sí, es difícil, sobre todo cuando se tienen dos hijas nacidas en este país. Con ellas siempre hablamos en castellano y viajamos a Chile, pero tampoco quiero que se sientan extranjeras aquí. En el fondo espero que ellas aprecien y no le tengan susto a los lugares poco comunes, a las razas y los colores, las distintas lenguas y costumbres que encontrarán cuando despeguen en su propia aventura por este planeta que se nos hace cada día más chico.

¿Cree que es importante escribir sobre la cultura hispana?
Sí, creo que es muy importante porque uno se enriquece y enriquece a las otras culturas.

Estamos de acuerdo que es muy importante escribir sobre la cultura hispana porque uno se enriquece, pero ¿cree que la mayoría de las personas que leen los cuentos hispanos no son hispanos?
Me parece que aquí las personas que leen cuentos hispanos son descendientes de hispanos y hablan el castellano. Desgraciadamente leen poco, de manera que las posibilidades de los autores para publicar y darse a conocer son bien limitadas; las editoriales no se interesan.

¿Hay muchas oportunidades para escribir literatura española en un país donde el primer lenguaje es el inglés?
No, hay menos oportunidades físicas; pero mentalmente se produce una explosión que ayuda mucho a escribir más. Yo creo que nunca habría escrito los cuentos que escribí si me hubiese quedado en Chile. Uno desde afuera ve la propia realidad de una manera distinta, se le amplía el horizonte y eso indudablemente que ayuda a escribir.

¿No piensa que la literatura y otros aspectos de la comunidad hispana se están ampliando en este país?
Sí, creo que la cultura hispana esta creciendo y es cada día más importante, sobre todo está adquiriendo gran peso político. En literatuta, también se notan cada día más autores hispanos que escriben en inglés y por eso mismo tienen más difusión y les ha ido bien. Espero no sean sólo una moda y logren perdurar en el tiempo.

¿Qué significa el título y por qué lo eligió?
El título nació al comprobar que en Chile, lo que ocurría en Chile con los militares en ese entonces, ya había dejado de ser -por lo menos para mí- un problema político. Había pasado a ser un problema moral, ético; ya no se trataba de discrepar sobre determinadas ideologías como la conservadora o liberal. La situación era de tal gravedad que uno tenía que tomar partido, tenía que escoger entre los que se oponían a los crimenes contra la humanidad o los que impunemente proclamaban -cada vez con menos argumentos- que eso no ocurría, que eran inventos...o lo que es peor...que eso estaba bien, que había que matar, hacer desaparecer al contrincante, al que no piensa como uno. Es increíble comprobar como una sociedad puede ponerse tan ciega y enferma hasta el punto de no ver o no querer ver lo que ocurre frente a sus narices. Ahora me explico facilmente el nazismo, el holocausto y los crematorios.

¿Por qué escribió de Guillermo, el amigo del narrador, y su obsesión con la niña, Jessica?
Porque el me contó de sus padres cuando lo vinieron a ver de Chile. No sabes lo que apreció cuando alguién, un amigo, sin que tu se lo preguntes, te regala un secreto muy íntimo y escondido. Recuerdo que estabámos esperando a la entrada de un cine, cuando me confesó, sin que sus padres lo notaran (lo habían venido a ver de Chile), esa anécdota del Rancho La Ponderosa. Me lo confezó dolido, como gritándome: "¡y mira lo cerca que los tengo y sin embargo estamos tan distantes!"
De alguna manera creo que el drama del exilio y el de Jessica estaban relacionados, pero intuitivamente. Eso no salió de un pensar lógico; simplemente por esos días en este país esa noticia salpicaba por todos los rincones, la tuve frente a mis narices y simplemente la agarré con la mano para no soltarla más. Algo parecido ocurrio hace poco con el niño Elián González y su drama.

¿Por qué eligió el caso de Jessica para comparar con el exilio?
Como digo, no fue lógico, simplemente la historia "cuajó" y al leerla creo que resultaba bien la relación entre esas dos historias paralelas: el problema de Jessica y el exilio. Creo que esos trucos no funcionan bien cuando uno los planifica en forma racional; el lector no es tonto y siempre notará algo falso y aburrido en los relatos muy estructurados, construídos a base de trucos.

En sus escritos, ¿usualmente escribe Ud. sin planificar un relato estructurado?
Sí, por lo general no planifico el relato. Los relatos planificados a veces le resultan a un escritor que conoce muy bien su oficio; pero incluso ahí no son verdaderamente ganadores. Muchas veces se publican y aparecen en un libro... pero a mí por lo general me aburren, no logran sacudirme con una emoción fuerte. Por lo general les falta vida, son muy racionales, a veces se les nota que son planificados, escritos por encargo. Está de moda el divorcio, las relaciones de pareja y a los pocos minutos saltan con un relato de ese tipo que pronto mandan al New Yorker.

¿Cómo encuentra la fuerza para luchar contra el gobierno, cuando no tiene su familia con Ud.?
La verdad es que yo luché poco, tuve mucho miedo y sentía susto. Y fue difícil porque me daba cuenta que al quedarme callado tampoco lo estaba haciendo bien.

¿Qué piensa de los políticos? ¿Es mejor irse que quedarse y luchar contra el gobierno?
Los políticos son como todos nosotros, algunos muy buenos y honorables, y otros más mediocres. He tenido la suerte de conocer políticos y defensores de los derechos humanos que han sido, y son, grandes personas; verdaderos monstruos de humanidad y valentía. Por eso si tu me preguntas en general que pienso de ellos, te diría que les tengo mucho respeto y aprecio enormemente su trabajo. Los que no me gustan son los ciudadanos que no votan, los que no participan con su voto en elecciones, por muy pequeñas y locales que estas aparezcan. El mundo es cada día una "aldea" más local y reducida.
Me preguntas que será mejor: quedarse adentro del país y luchar adentro contra una tiranía, o simplemente irse del país. Creo que es un problema bien personal, en mi caso simplemente no le veía salida a la situación que estábamos viviendo en Chile y salí por mi propia voluntad, no me expulsaron. Cosa muy distinta es salir obligado del país, o expulsado como le ocurrió a tantos chilenos. Cuando eso ocurre es muy difícil reorientar nuevamente la vida, es una violación de la cual muchos no se reponen. Conozco exiliados que hasta el día de hoy siguen sufriendo los estragos de esa salida forzada.
Es triste cuando un país pierde a su gente. Si un país pierde masivamente a los ciudadanos más preparados -como esta ocurriendo ahora en Colombia- en pocos años puede quedar nada más que el esqueleto del país que fue; todavía figurará en los mapas, donde lo puedes apuntar con los dedos y planificar algun viaje, pero sólo será el reflejo pálido de ese país que un día fue mejor.

Billie Kaumaya
kaumaya.2@osu.edu

Monica Steward
blackflips@earthlink.net

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