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Conejo y mago

Su número estrella era sacar un conejo de la chistera. Ya se sabe que éste es un truco de los más comunes en todo mago, pero en Antonio era un número muy especial, era su número estrella. ¿Por qué? Bueno, porque sacaba conejos de colores y algunos salían blancos pero vestidos de hombre de negocios, de policía, de futbolista, otros de detective, de doctor, de obrero. En fin, ya sabemos que un conejo llega a vestirse de lo que se le antoje. Un conejo sale con todo.

Aquella noche la gente ovacionó a Antonio como nunca, durante mucho rato lo aplaudieron en forma delirante. ¿Por qué? Bueno, esta vez el truco resultó en que no sacó ningún conejo del sombrero, así de sencillo. Como era costumbre, Sofía, la esposa y ayudante de Antonio, una mujer bella de piernas muy largas y medias de malla, puso el sombrero en una mesita y se hizo a un lado entre pasos y requiebros como de danza. Antonio tomó el sombrero, metió la mano y dijo nada por aquí, y mientras lo volteaba en el aire repetía nada por aquí, nada por acá. Volvió a poner el sombrero en la mesita y con la vara mágica lo golpeó tres veces, diciendo unas palabras todas raras y que hicieron reír al público. Para él era muy importante el humor, la buena risa, mientras hacía su trabajo.

Antonio dijo tarán tarán y metió la mano en el sombrero. De la mano traía un par de orejas blancas, muy largas. El conejo llevaba como unas gafas oscuras, dijeron después unas personas. Aguien dijo que el conejo sí llevaba algo, pero no estaba bien seguro qué era. En fin, el conejo no salió, y más bien la mano del mago entró y entró mucho en el sombrero.

—Este es un conejo muy tímido, no quiere darle la cara al público —dijo Antonio y con sonrisas miró a Sofía. Ella seguía en sus pasos de danza y el público se partía de la risa—. Vamos, vamos. ¡Conejito, conejito! —ahora las dos manos del mago bregaban dentro del sombrero. Luego las manos ya no se veían, y pronto dejaron de verse los brazos y por fin Antonio desapareció dentro del sombrero.

Los aplausos fueron mayores, entre muchas risas ya de delirio. Todos estaban felices por la variante que el mago había introducido en su número de sacar un conejo de la chistera. Sofía seguía como danzando, echando sus brazos a los lados, como si fueran dos ramas de una planta submarina, pero en su mirada se notaba que su desconcierto no era fingido, no era el desconcierto que hacen las ayudantes de los magos para añadir dramatismo en las funciones. Era un desconcierto sincero, pues Antonio no le había dicho a ella de aquel truco.

El público se puso de pie en la ovación y el mago seguía sin aparecer. Como ocurre en toda función de tal naturaleza, la gente esperaba que Antonio surgiera en el aire, todo campante junto a Sofía, moviendo su vara mágica como si voleara un llavero, o que apareciera donde le diera la gana, pero que apareciera. Sin dejar de danzar y de echar con suavidad sus brazos a los lados, Sofía se acercó al sombrero. No vio nada en él y con la voz un poco trémula llamó a Antonio. El mago no salía ni del sombrero ni de ninguna parte. Un hombre subió al escenario y fue hasta el sombrero. Lo tomó y volteándolo en el aire dijo nada por aquí, nada por acá y todos renovaron con mucho vigor las risas y los aplausos.

Bueno, Antonio nunca apareció. Ahora, en el pueblo y otros pueblos vecinos la gente añora los días en que un mago los visitaba. Alguien me dijo que no pierden la esperanza de que de pronto los visite un conejo vestido de lo que sea y que saque a Antonio de una chistera. Ya se sabe lo que la gente llega a imaginar luego de horas y días de aburrimiento.

José Cardona-López, Colombia, Estados Unidos © 2010

j.cardona72@yahoo.com

José Cardona-López enseña español, literatura hispanoamericana y creación literaria en Texas A&M International University. Es profesor en la escuela de español de Middlebury College. Ha publicado la novela Sueños para una siesta (1986), y los libros de cuentos La puerta del espejo (1981), Siete y tres nueve (2003), Todo es adrede (1993, 2009), y el libro académico Teoría y práctica de la nouvelle (2003). Ha publicado artículos, ensayos, cuentos, microficciones y poemas en revistas impresas y electrónicas de su país y del exterior. Ha dado varios recitales de su obra en universidades y congresos de literatura en los Estados Unidos.

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