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Los cuentos de agosto

Los tres textos seleccionados para este mes se caracterizan por su exquisito sentido del humor y por su habilidad para enfocar realidades cotidianas desde ángulos inesperados.

Eme, del mexicano Mario Anteo, nos ofrece un egregio retrato del hombre-masa, del viandante común que se siente incapaz de ascender al estrellato, y cuya obsesión por la fama le hace imposible, en última instancia, reconocer la magia que empapa hasta la vida más común. En su habitual paseo por la calles de Monterrey, Eme imagina mil y una formas de darse a conocer, aunque ninguna parece funcionar. Eventualmente, el protagonista es sustituido por una hormiga.

Escándalo en Babilonia, del español José Hermida, nos traslada al exótico escenario del Medio Oriente, tan adecuado para las ensoñaciones sherezadianas, y nos ilustra algunas de las peculiaridades de la cultuta babilónica según los escritos de Herodoto. Aunque de nuevo nos econtramos con una divertida mirada hacia la no tan prosaica vida de la gente común: en este caso, de un panadero, de su mujer, y de los albañiles que contrata para construir su nuevo obrador. Se trata de una elaborada y compleja trama cómica, en la que los burladores burlados son legión y en la que los diálogos ingeniosos se suceden sin parar, para regocijo del lector. Lo más interesante del relato es el estupendo pastiche de la literatura didáctica del XIX que da forma a la voz narradora.

El último funeral de ella, del cubano Luis Castell, con el cual se cierra la selección de este mes, aplica una muy particular visión irónica a los ceremoniales funerarios. La acción está rodeada de una aureola de ambigüedad y misterio, en la que se juega con la perplejidad y la complicidad del lector. Como figura de fondo, una mujer con una numerosa familia y una pertinaz tendencia a dejarse enterrar. En primer plano, una de sus hermanas, visiblemente inquieta por lo interminable y costoso de los entierros.

José Luis Martín
joselmartin@hotmail.com

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