Bicho es un cuento que narra el regreso a México de una emigrante que, tras el objetivo de su cámara fotográfica, intenta re-capturar la realidad de su patria como un turista gringo que no es. Sin embargo, un insecto monstruoso que se desprende de un balcón interrumpe su placido paseo. La autora ha sabido utilizar la cámara como un interesante medio narrativo, una forma de filtrar y narrar la realidad. En Proyecto Sherezade hemos comprobado que insectos monstruosos como este se repiten como una obsesión de pesadilla en cuentos escritos por mujeres. El lector aficionado al psicoanálisis no dude en enviarnos su interpretación del bicho monstruoso. ¿O sería una explicación "política" de la naturaleza del monstruo más adecuada?
Espejos del alma es un cuento de un suave erotismo femenino donde la imaginación y la introspección juega el papel que lo puramente físico juega en textos descaradamente eróticos o pornográficos. Una periodista de mediana edad se encuentra en su compartimento de tren con un hombre desconocido de mirada bonachona. Sus fantasías sobre la identidad del compañero de viaje la conducen a una aventura pasional. Sin embargo, a pocas líneas del final, el cuento da un giro espectacular e inesperado, casi un cambio de genero. A un nivel más profundo de la historia, este cuento expresa el temor ante el envejecimiento, la perdida del atractivo sexual, así como la posibilidad (y el riesgo) de un erotismo desbordado e ilimitado.
La verdad de Cherubino juega con el libreto de Fígaro en un texto lleno de refinamiento y erotismo. La base temática se encuentra en una escena de "Las bodas de Fígaro" de Mozart, en la cual, tres mujeres se dedican a juegos que podrían interpretarse como profundamente eróticos. Mas aun, teniendo en cuenta que las posibilidades de engaño son bastante atrevidas: una de las mujeres es una mujer que se disfraza de hombre para la representación de la ópera y que en ella se disfraza de mujer por mor del argumento. Es lectura obligatoria para los amantes de la opera aficionados al famoso barbero de Sevilla.
Enrique Fernández
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