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A Mark le falló el chip en seguida

A Mark le falló el chip en seguida. No duró ni una semana en el trabajo, el pobre. No entiendo, cada vez nos duran menos. Nadie quiere hablar de ello, pero la supuesta rentabilidad de estos individuos que nos envían es más que dudosa. No vienen precisamente a bajo precio, y la verdad es que su rendimiento deja mucho que desear.

Recuerdo cuando trajeron al primero. Bueno, cuando vino, quiero decir. Era un tipo elegante. Siempre sentadito junto a su computadora, sorbiendo su sopa y dispuesto a saludar a cuantas secretarias caminaran por el pasillo. Aquel sí que era eficaz. Cosa rara que el prototipo salga mejor que el producto final, ¿no?

En fin, ya eran creo que seis o siete los que teníamos cuando a John, el primero, lo encontraron en el aseo de su apartamento con los sesos literalmente fritos. El pobre había escrito su propia esquela para el periódico antes de meterse el electrodo, y la había dejado en papel amarillo sobre su escritorio: "En la noche de ayer falleció John. Le lloran su novia Ethel y sus dos perros, Kelvin y Farenheit". Nunca supimos que le pasó.

Desde entonces ya van seis suicidios, y otros tantos "problemas terminales", como dice la compañía...

Al que sí le cogí cariño fue a Carlo. Bueno, a todas nos hizo ilusión. En primer lugar, por lo del nombre italiano; luego descubrimos que no hablaba italiano ni nada, pero la verdad es que lo del nombre italiano fue un buen detalle. Además, era realmente guapo, y tenía otras cualidades notables para hacerse popular en la oficina de personal, sobre todo lo de preparar el café y dar noticias extraídas del periódico. Era realmente divertido hablar con él...

Recuerdo que Carlo fue nuestro número siete. Después de él todo ha ido de mal en peor. Espero que los jefes se pongan las pilas y dejen de traerlos. A mí se me pone la carne de gallina cuando veo en sus resumés lo de Young White Male, Inc. Sí nos envían otro de estos para sustituir a Mark, creo que me va a dar algo... Porque, hay que reconocerlo, ellos son humanos. En fin, yo no sé cómo teorizar esto, pero humanos son.

Cynthia dice siempre que "a quién se le ocurre fabricar hombres blancos en China", pero ése realmente no es el problema. Que vengan de Hong-Kong es lo de menos. El único problema es que ellos llegaron supuestamente para arreglar las cosas, para evitar las pérdidas causadas por "la inestabilidad del trabajador promedio", y en realidad aquí no se arregla nada. Lo de las estadísticas que decían que presentaban menos problemas emocionales, ya se va viendo que era mera propaganda. Yo no sé si algún día los van a hacer bien, en condiciones para ponerlos a trabajar, pero por ahora son mero experimento, y la verdad es que se le encogen a una las entrañas sólo de pensar en el dichoso experimento: porque ellos son humanos, son de carne, tienen emociones, tienen imaginación, "todas las cualidades del ejecutivo modelo", y luego la mitad de ellos se meten el electrodo en cuanto te das la vuelta... Y yo no sé si llorar o qué.

Supongo que parte del asunto, lo de no cortar el contrato con la Young White Male, Inc., es por no asustar a los que quedan. Nadie nos ha pasado una lista de sugerencias para hacerles la vida más fácil, pero veo que cada uno hace lo que puede para mantenerles el ánimo a flote. Andrew, el jefe de envíos nacionales, charla con todos ellos muy a menudo y creo que visita a varios de ellos en sus casas. Yo sospecho que los jefes le han pedido que haga todo esto.

El que sí parece feliz es Kevin, el que trabaja en la sección de computadoras. Nos pegó un susto cuando le dejó el novio y no vino a trabajar en una semana, pero ahora parece que todo le va bien. Hay varias chicas de envíos que andan detrás de él.

¡Qué calor más asqueroso!, voy a salir un rato al balcón para ver si se me pasa un poco este calor asfixiante. No sé cuándo piensan arreglar el aire acondicionado. En Nueva York y en verano es una auténtica necesidad. ¡Aquí no funciona nada!

Supongo que tengo suerte de no ser uno de estos young white males... si no de cabeza me veía yo, espanzurrada entre esos taxis amarillos ahora mismo... Yo recuerdo cuando Andy se murió, y todos en casa estábamos tan deprimidos que no podíamos ni comer. Tuvimos que guardar sus fotos, quitarlas de encima de la tele y de los dormitorios para intentar no pensar tanto en él, y aún así no parábamos de llorar. Andy fue sin duda el mejor perro que tuvimos. Pero ni se me pasó por la cabeza a mí el tirarme por una azotea. ¿Para qué sirve matarse?

Quizá es eso, que estos young white males no lloran. Yo no les he visto llorar nunca. Aunque vaya usted a saber, igual lo hacen en casa cuando no les ve nadie. Pero para mí que no lloran. Todo se les queda adentro. De seguro que estos tipos de la compañía los programan para que no lloren o algo.

Yo nunca entendí esto: que se supone que son "humanos en toda la extension de la palabra" y sin embargo, están hechos "para ser el perfecto sustituto del humano, con todas sus cualidades y sin ninguno de sus defectos". ¿Cómo se entiende esto? O son humanos o no lo son. Si son humanos, no van a trabajar mejor que los que teníamos antes... Pero, ¿qué es exactamente lo que les hacen para que no tengan defectos? Esto no lo explican en los folletos. Y a buena cuenta que su superhumanidad es una chapuza.

Para mí una cosa es clara, hay que acabar de una vez con este sufrimiento innecesario. Si los androides no funcionan, pues ¿para qué contratarlos? Y si los hombres blancos tienen baja productividad, pues ¿para qué seleccionar un androide que se parezca a un hombre blanco? ¿Acaso no los pueden hacer de otro color? ¿Y por qué tienen que ser hombres? ¿Vamos a ver?

Todo esto debe ser resultado de esos artículos alarmistas que salen en los periódicos. Que si los hombres blancos sufren más de depresión, que si los hombres blancos toman más días de baja que los hombres negros, que si las mujeres ocupan demasiados puestos directivos en las empresas del ramo hotelero. Pues vaya por Dios, para un ramo que tenemos agarrado... Se nota que los periódicos están dirigidos por un montón de retrógrados.

Yo no digo que no, porque mi jefe realmente es un caso desesperado, pero yo qué voy a hacer. Ahora mismo lleva varias horas en su despacho y yo estoy segura que no ha dado un palo al agua en todo el día. Se pasa las horas muertas. Es que ni a comer sale algunos días. Y yo me paso las horas aquí, sentada, bueno, allí quiero decir, no que me pase el día entero en el balcón, mirando los taxis...

Yo no sé. Hubo un tiempo en que me ocupaba de recortar los periódicos, de quitar todas las noticias sobre suicidio, impotencia, depresión, calvicie... a ver si no se amuermaba. Pero es que ya da todo igual. Mi jefe está tan deprimido que ya ni lee el periódico. A no ser por lo de la Ley Hamilton lo habrían despedido ya hace tiempo.

A mí me da pena. A lo mejor hay algo que se pueda hacer. Recuerdo una tarde, hace unos meses, en que entré en su despacho sin que él me llamara, para llevarle un café, y él estaba todo sonriente, haciendo cálculos, tenía las dos computadoras encendidas... pero yo creo que desde entonces no ha producido un solo informe, no hacemos más que mantener la correspondencia con los otros jefes de sección.

Habrá que hacer un último esfuerzo. Leí en una novela de J. Tirman que lo mejor para levantar el ánimo de un androide es encontrar una música que le guste y que sea alegre. Cosa difícil, dicho sea de paso, cuando se consideran las colecciones musicales de nuestros androides: sólo de contar los cedés de Tchaikovsky que tenían en sus escritorios los que se nos suicidaron, le entran a una calambres en los dedos... pero al fin y al cabo mi jefe no es un androide, seguro que hay alguna música alegre que le guste. Podría entrar en su despacho con la excusa de encontrar el menú perfecto para el hilo musical de la sección de envíos, y hacerle escuchar algunas cosas. Claro que ni él ni yo pintamos nada en la sección de envíos, pero a estas alturas seguro que él ni se da cuenta. Puedo decirle que Andrew me pidió mi consejo, o algo así.

Me pregunto si él estaría tan deprimido en caso de no saber que es un hombre blanco. Bueno, no sé. No sé qué pensar sobre estas cosas, todo lo que dicen los científicos me confunde. Pero igual si ellos no supieran nada, si no supieran que son ywm's, pues estaba todo arreglado. Un buen cambio de sexo no les vendría mal...

Eso es lo que deberían hacer con los androides. Todos deberían ser mujeres negras, tal como yo, ya verían si se iban a sentir contentos o no. Y nada de decirles que son androides. Ya son ganas de amargarles la existencia. ¿A santo de qué ponerles memorias de infancia de cuando tenían perritos, para que hablen de ello a las secretarias, y luego hacerles saber que todo es una patraña? Es como quitarles la infancia de golpe. Yo estoy segura que estos androides debían de ser todos clones de Celia Cruz, así tendríamos más ambiente aquí en la oficina.

Pues sí señor, si yo fuera ejecutiva de la Young White Male, Inc., ahora mismo hacía el experimento y nos enviaba unas cuantas Celias. No sé cómo no se les habrá ocurrido antes. Claro que alguno saldría diciendo que los androides están aquí para reemplazar a los ywm's, que de los otros colores y sabores ya los hay, sin necesidad de fabricarlos, que trabajen como Dios manda. Pero miren, si lo que hace falta es hacer el trabajo, pues qué más da quién lo haga, ¿no?

Uf, lo dicho, mañana me traigo unos cedés y hago lo que pueda por mantener a éste a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote, a flote,... Beeeeeeeeeeeeep beeeeeeeeeeeeep beeeeeeeeeeeeep beeeeeeeeeeeeep. Por favor, la unidad 132546, sobrenombre Celia, ha sufrido una descarga de energía, por favor, recargue la energía utilizando el infusor B64745, por favor. Beeeeeeeeeeeeep beeeeeeeeeeeeep beeeeeeeeeeeeep beeeeeeeeeeeeep. Por favor, la unidad 132546, sobrenombre Celia, ha sufrido una descarga de energía, por favor, recargue la energía utilizando el infusor B64745, por favor.

José Luis Martín, España, EE UU © 1998

joselmartin@hotmail.com

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